muy pocos judíos tuvieron la fortuna de la que gozó este médico austríaco. Después de haber prestado sus servicios en el ejército austriaco, Eduard Bloch pudo abrir su propio consultorio en la ciudad de Linz. Se ganó una gran fama como profesional, pues se decía que nunca había negado atención a ningún paciente, aunque perteneciese a las clases sociales más bajas y no pudieran pagar por su ayuda. Su relación con la familia Hitler empezó en 1904 cuando atendió a Adolf por una enfermedad pulmonar. Puesto que los Hitler tenían una situación económica difícil, Bloch les ofrecía tarifas reducidas, especialmente con el largo tratamiento de Klara (la madre) durante su agónico cáncer de mama. Hay numerosos documentos que atestiguan la gratitud de Adolf Hitler con Eduard Bloch mucho antes de que el líder nazi comenzase su ascenso al poder. De hecho, cuando el gobierno alemán se anexionó Austria con el Anschluss (1938) y la situación de los judíos empeoró, Hitler protegió a Bloch y su familia, y facilitó su salida hacia el exilio. En la imagen se le puede ver en su despacho en algún momento entre 1938 y 1945, cuando murió habiendo sido testigo de la caída del Tercer Reich.
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