Uno de los rasgos más tristes de nuestra sociedad contemporánea es la capacidad de vaciar de contenido y de verdad las fiestas y los acontecimientos más entrañables.
Y la Navidad es sin duda una de las fiestas más estropeadas hoy. Unas fiestas de significado profundo, son celebradas hoy entre nosotros, sin que apenas se conozca su motivación original y su verdadero contenido.
Por eso, puede ser bueno, aunque resulte duro, el denunciar humildemente, pero con lucidez, la mentira inmensa de nuestra Navidad.
Es mentira creer en un Dios que se ha hecho solidario de la humanidad y, al mismo tiempo, organizarse la Navidad y la vida entera de manera individualista y egoísta, ajenos totalmente a los problemas de los demás.
Es mentira creer que Dios se ha hecho hombre buscando la liberación plena de la humanidad, y no esforzarse por crecer cada día y trabajar por un mundo más humano y más liberado.
Es mentira creer que Dios ha querido compartir nuestra vida para restaurar todo lo humano, y, al mismo tiempo, colaborar en la deshumanización de nuestra sociedad, atentando de alguna manera contra la dignidad de la persona y los derechos fundamentales.
Es mentira creer en un Dios que se ha entregado hasta la muerte por defender y salvar al hombre y, al mismo tiempo, pasarse la vida sin hacer nada por nadie.
Es mentira enviar felicitaciones a los familiares y amigos, y desear un feliz año nuevo, y, al mismo tiempo, no hacer nada por lograr un mundo mas feliz para todos.
Es mentira cantar y celebrar la paz en estas fiestas navideñas, y no hacer nada porque desaparezcan las causas de los conflictos y quede desterrada la violencia de nuestra sociedad.
Es mentira hacer regalos a nuestros hijos, nuestros familiares y amigos, y no saber regalarles nuestra cercanía, nuestra comprensión, nuestra ayuda gratuita.
Es mentira aprovechar la Navidad como una ocasión para realizar gestos tranquilizantes de «caridad», y vivir luego sosteniendo una sociedad clasista cuyas diferencias e injusticias se hacen más palpables durante estas fechas.
José Antonio Pagola
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