El rasgo más distintivo de la ignorancia y la inconsciencia es la perturbación. Es un claro síntoma de que vivimos dormidos. Y es que el sufrimiento es el alimento favorito del ego, la forma más efectiva de fortalecer la sensación ilusoria de ser un yo separado. Esta es la razón por la que nuestro cuerpo-dolor siempre está buscando la manera de que nos tomemos un nuevo chupito de cianuro. Hay personas que ingieren diariamente litros de este veneno, adentrándose en un círculo vicioso y una espiral autodestructiva: cuanto más sufren, más egocéntricas se vuelven. Y cuanto más egocéntricas se vuelven, más sufren.
Pero si la realidad es neutra, ¿por qué nos perturbamos? ¿Cuál es la raíz del sufrimiento? Cabe recordar que la realidad no tiene el poder de perturbarnos. De hecho, nadie ni nada nos ha hecho sufrir nunca sin nuestro consentimiento. Todo el sufrimiento se origina en la mente, no en la realidad. Y se debe al tipo de condicionamiento que hemos recibido por parte de la cultura egoica en la que vivimos. De hecho, hemos sido programados para perturbarnos a nosotros mismos cada vez que la realidad no cumple con nuestras expectativas. Así, el auténtico problema reside en interpretar lo que sucede desde creencias falsas, erróneas y limitantes.
Por más que el ego nos haga creer que somos víctimas de la realidad, la causa de nuestras perturbaciones no tiene nada que ver con lo que pasa. Ni tampoco con lo que pensamos acerca de lo que sucede. La verdadera causa de nuestro sufrimiento e infelicidad reside en creernos lo que pensamos acerca de lo que ocurre. Es decir, en apegarnos y engancharnos a dicho pensamiento, creyéndonos ciegamente la historia que nos cuenta sin comprobar previamente su veracidad. De ahí la importancia de ser conscientes de los pensamientos que van apareciendo por nuestra mente. En eso consiste vivir despiertos: en diferenciar entre la situación que está aconteciendo en cada momento la cual es siempre neutra y lo que pensamos acerca de ella, lo cual es una distorsión subjetiva.
Borja Vilaseca
No hay comentarios:
Publicar un comentario