"León Tolstoi, el gran escritor ruso, cuenta sobre una ocasión en que caminaba por una calle y pasó un mendigo. Tolstoi buscó en su bolsillo para darle al mendigo una moneda; pero el bolsillo estaba vacío. Se volvió al hombre y le dijo: «Perdona, hermano, pero no tengo nada que darte».
Al mendigo se le iluminó el rostro y le respondió: «Me has dado más de lo que te pedí: me has llamado hermano».
Para el amado, una palabra de afecto es un bocado, pero para el hambriento de amor, una palabra de afecto puede ser un festín".
Max Lucado
TODAVIA REMUEVE PIEDRAS
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