Tamaulipas, es mundialmente conocido por albergar una gran cantidad de cuevas, más de 700. De hecho aquí se encuentran algunas de las cuevas más largas del Mundo, como la conocida cómo Sistema Purificación con más de 90 kilómetros de longitud.
José Antonio Caro, de la Universidad de Córdoba, es el director del proyecto catalogado con las siglas CUMOT“Investigación geoarqueológica en cuevas mortuorias de Tamaulipas”. Caro hace años que se mueve por esta zona, ha trabajado ya en varios proyectos en distintos lugares del mundo, pero cuando conoció las cuevas mortuorias de la zona, en seguida se dio cuenta de su potencial científico y arqueológico
“Cuando conocí el territorio… quedé prendado del territorio, por decirlo de alguna manera, porque yo llevo mucho tiempo investigando aquí en España en cuevas, y cuando llegamos allí y vimos el potencial que tenía aquello des del punto de vista de la investigación arqueológica y patrimonio y del mundo de las cavidades es impresionantes y esto es lo que nos invitó a decir aquí hay que hacer algo más. Aquí se pueden hacer muchas más cosas”.
Y se puso manos a la obra… El proyecto empezó en 2012cuando desde la Universidad de Córdoba y la Sociedad Espeleológica Geos de Sevilla, en España, se implementa un proyecto de colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, subvencionado por el Ministerio de Cultura de España. Posteriormente, en el año 2018 se incorporará la Comisión de Parques y Biodiversidad de Tamaulipas a través de un convenio con Geos. Además, en el proyecto (financiado entre otros por la Fundación Palarq) colaboran investigadores de distintas universidades como la de Córdoba, Sevilla, Huelva y Almería, así como también del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en España; o de la Universidad Nacional Autónoma de México, a través del Instituto de Investigaciones Antropológicas
Otro de los investigadores que en este capítulo nos ayudará a comprender mejor lo que están investigando es Genaro Álvarez, presidente de la Sociedad Espeleológica Geos, entidad dedicada a las exploraciones e investigaciones subterráneas.
Acceder a las zonas más interesantes para los arqueólogos no es una tarea sencilla y muchas veces requiere de medidas extraordinarias para evitar accidentes. Precisamente Álvarez es el encargado de la seguridad y la exploración de las cavidades estudiadas en el proyecto. Ha pasado muchas horas bajo tierra...
“La sensación es increíble, para mí es una pasión. Le hemos dedicado tanto tiempo y sigo con la misma pasión. Cualquier cueva te puede dar la sorpresa… desde lugares pequeñitos que siempre tienes interés hasta grandes cavidades, como las que hay en Tamaulipas que son impresionantes a nivel mundial”.
En un rato conoceremos estás grandes cavidades que alberga el territorio y que, como decíamos, algunas llegan a tener más de 90 kilómetros de recorrido bajo el suelo.
Antes situémonos geográficamente. El proyecto CUMOT se centra en la investigación de tres sitios distintos. Por un lado, el entorno de la Ciudad de Tula (al sur del Estado de Tamaulipas); por otro, la zona montañosa próxima a la capital del Estado, que es Ciudad Victoria. Y, finalmente, un tercer sector, en la Sierra de Tamaulipas.
Entramos en la cueva…
No todas las cuevas sirven para poder enterrar o usarlas como necrópolis o cementerios. ¿Cuál era el requisito básico para que los pobladores de la zona depositaran allí sus cadáveres?
“Y es que sean cuevas secas en el sentido de que no están funcionando ya actualmente. Como bien sabemos las cuevas se han podido formar en diferentes etapas geológicas y hoy en día se siguen formando… estalactitas estalagmitas y todas las formaciones características. Pero hay algunas que en un momento determinado dejan de funcionar y ya no corre por ellas el agua y en este momento es cuando permite que se puedan usar como necrópolis, cementerios, para enterrar”.
Las cuevas secas (es decir, sin agua), son propicias para la ocupación, para vivir o guardar material, pero también para ser utilizadas como cementerios, ya que sus condiciones ambientales hacen que los cadáveres se puedan conservar bastante bien e incluso se momifiquen de forma natural.
El equipo del proyecto CUMOT ha pasado horas y horas andando por la zona en busca de cuevas y abrigos. Para dar con algunas de ellas han recurrido a la población local, buena conocedora de la zona, para que les dé algunas pistas sobre dónde encontrarlas.
“Muchas veces hablando con ellos te dicen…o se le pregunta a alguien tienen conocimiento de alguna cavidad? Pues sí, allí andando hacia tal monte, a no se cuantos días o horas andando hay una cueva. Hacia otro lado hay otras, donde se encontró un enterramiento o donde alguien se perdió… siguiendo estas indicaciones muchas de ellas basadas en historias o en leyendas se encuentran estas cavidades no?”
Algunos incluso se apuntan a la expedición…
“O simplemente se le pregunta al del lugar… ¿Sabe dónde está tal cueva? ¿Nos puede llevar? Claro que le puedo llevar y nos llevan a las cavidades. Esto lo hemos hecho casi siempre y es lo mejor que hay. Y además una cosa muy importante también cuando nos movemos en estos sitios que suelen ser pequeñas aldeas que tienen pocos recursos económicos y cuando se les pide a las personas que nos hagan de guía hacemos una pequeña compensación económica que les viene muy bien. Colaboramos con la economía local para que tengas algunas posibilidades más”.
Los arqueólogos no solo trabajan con los restos encontrados pincel en mano retirando la tierra acumulada, como muchos pueden pensar. Ni tampoco están todo el día látigo en mano luchando contra los expoliadores, como si del mismísimo Indiana Jones se tratase. Su trabajo supone patear, buscar y, si hay suerte, encontrar pistas que les lleven a descubrir los secretos del pasado. Le preguntamos a Jose Antonio cuánto tiempo se puede llegar a pasar andando y recorriendo el territorio durante una campaña…
“Imagina si estamos de campaña un mes… pues imagina 10 o 12 horas al día... pues ya está… haz la cuenta y ya lo tienes”.
10 o 12 horas al día… que los investigadores aseguran que pasan factura a nivel físico….
“Lo bueno que tiene y lo malo es el desgaste físico, pero que es necesario porque así aprendes que a ese sitio no tienes que volver, por lo tanto todo tiene una parte positiva. Pero si hay cuevas difíciles… muchos pinchos, garrapatas, mosquito y diversa fauna del lugar”.
Aunque es tanta la curiosidad o el ansia, incluso, por encontrar nuevas cuevas o restos de pobladores, que la fatiga o el desgaste físico pasa a un segundo plano cuando se está trabajando…
“Más que cansar la intriga lo que te hace es caminar más y tener más ganas. lo que ocurre es que no siempre tienes buenos resultados, a veces nos han dado unas indicaciones que por tal sitio encuentras una cueva. Pero no viene nadie con nosotros y tenemos que ir según las indicaciones. Estamos 4 horas andando y pues vámonos porque dentro de 4 horas se nos hace de noche y no lo hemos encontrado. Pues hemos estado 8 horas andando y nada… pues otro día será”.
La pasión por el trabajo es esencial en esta profesión. Así que el director del proyecto, se lo toma con tranquilidad…
“Se lleva bien porque lo hace uno porque le entusiasma y porque es lo que le gusta. De otra forma no sería posible, evidentemente”.
La tecnología es clave también a la hora de localizar aberturas en las rocas… es por eso que los investigadores usan drones que les ayuden a encontrar posibles cuevas y abrigos así como para poder buscar recorridos propicios para el acceso a los mismos
Hay un factor climático muy importante a tener en cuenta y que afecta a la hora de trabajar sobre el terreno: el calor. Y es que en algunas regiones del estado, las temperaturas alcanzan los 40 grados, lo cual complica enormemente la labor arqueológica a la vez que provoca un mayor agotamiento en los investigadores. Nos lo relata el propio Genaro…
“el calor… me refiero en el sentido de bajar y entrar en una dinámica climática distinta. Por ahí pasa justo el paralelo del Trópico de Cáncer, la línea pasa por Tamaulipas por lo tanto pasa de una zona árida semidesértica a encontrar una montaña de 3.000 metros con cantidad de coníferas y bosques húmedos”.
El calor, pero también los contrastes climáticos caracterizan esta zona. Vivir aquí hace miles de años no debió ser nada sencillo…
Los investigadores buscan interpretar cómo fue el mundo de las sociedades cazadoras, recolectoras que ocuparon las cuevas y abrigos del noreste de México y su paso hacia las sociedades productoras, que tenían una economía agrícola.
“Tenemos restos de industrias líticas, de puntas de proyectil, de núcleos, y de las lascas que extraían que son características de esas sociedades cazadoras recolectoras que se pueden remontar a 1.200 años antes de Cristo. Y, luego, esas sociedades siguen su evolución y aparecen las sociedades productoras que seguirán hasta la llegada de los colonizadores de América en el siglo XV”.
El material encontrado hasta el momento en sitios como Cueva Escondida, Cueva El Refugio, Abrigo del Aniversario o Cueva de la Sepultura se ha podido situar cronológicamente entre hace 3.000 años hasta 800 años y, cómo explicaba el director del proyecto, encontramos, además de los restos humanos de los enterramientos, útiles líticos tallados, elementos pulimentados, huesos trabajados como punzones o agujas, materiales orgánicos elaborados con fibras vegetales y también restos de vegetación alimenticia como, por ejemplo, maíz.
“Nos tenemos que imaginar que evidentemente seguían cazando, pero una gran parte de su economía se basaba en la agricultura como por ejemplo el maíz que es una de los elementos productos fundamentales, para este momento de la historia de América. El maíz proviene de allí y fueron ellos quienes lo produjeron por primera vez. Esto sería la base fundamental de estas sociedades productoras. “
Producían, a través de la agricultura, maíz que luego canjeaban por otros bienes. Pero no solo intercambiaban alimentos, sino también productos que fabricaban cómo la cerámica.
“Tenemos que pensar que las sociedades productoras tienen elementos como la cerámica que no tenían los predadores y esos elementos cerámicos los pueden intercambiar entre unos pueblos y otros y llevarlos con las migraciones y que sean adaptados, su funcionalidad, en otros sitios.
A lo largo de la historia, el hombre siempre ha buscado cuevas dónde refugiarse, lugares donde protegerse de los depredadores y de las inclemencias meteorológicas. Hogares naturales creados por la geología planetaria que han servido de cobijo a los humanos durante miles de años…
“ El mundo de las cuevas siempre ha estado interrelacionado con el hombre. El hombre siempre ha buscado las cuevas como lugar de protección, como refugio. Como un lugar para salvaguardar sus bienes y su vida y como no, en Tamaulipas también, las cuevas se usan para realizar los entierros de estas personas. Hay cuevas que son exclusivamente mortuorias, pero luego también hay una parte de hábitat, cuevas que se utilizan en entierro una parte o solo se utilizan en el día a día de la vida. Para hacer la pernoctación, para hacer campamentos temporales. A lo largo del mundo siempre las cuevas reunían las condiciones para el hombre y están totalmente vinculados a los hombres”.
Y hoy día hay cuevas, en este territorio, que se han convertido en lugares de peregrinación para los lugareños. Cómo la Cueva de la Virgen, dónde en su interior encontramos un altar para adorar a la Virgen de Guadalupe, patrona de México.
Creo que es de las primeras cavidades que visitamos esos primeros años. No es otra que los lugareños visitan la cavidad para hacer allí sus ofrendas. Y nos os podéis imaginar lo que es entrar en una cueva que en un primer momento no está alterada, pero casi 150 metros o 200 metros en el interior, en plena oscuridad, han montado todo un altar dedicado a la virgen de Guadalupe. La gran patrona de México. Hay ofrendas florales… El día “X” del año se visita y se organizan allí unos cánticos, se pasa la noche en la entrada de la cueva, con bailes, con rezos…en el interior hay cuadros, recuerdos a los que ya no están. Increíble, de esas cosas que nunca nunca se le puede a uno olvidar”.
El 12 de diciembre los mexicanos celebran el día de la Virgen de Guadalupe.
Al principio del podcast hemos comentado que México es conocido, más allá de sus tacos, sus mariachis y el famoso tequila… El país es conocido por poseer...un gran número de cuevas. Solo en el territorio de Tamaulipas, están catalogadas más de 700 cuevas. Y algunas de ellas se encuentran en la parte más alta del ranking mundial por su longitud.
Es el caso de la conocida como Sistema Purificación, de 94 kilómetros de recorrido y con casi 1.000 metros de profundidad. Para hacernos una idea… si la medida de un campo de fútbol 11 es de 120 metros de largo. La longitud de esta cueva sería la suma de 784 campos de fútbol. O lo que es lo mismo, más del doble de la distancia que se corre en una maratón. Un auténtico enjambre de huecos, pasadizos, oquedades y estrechamientos bajo tierra
Otra de las cuevas más conocidas por su espectacularidad en México es la de Tecolote, con un recorrido superior a los 40 kilómetros, por seguir con la comparación, más de 330 campos de fútbol 11.
El sueño de cualquier espeleólogo es poder entrar en alguna de ellas… para ellos son como “catedrales subterráneas” así las llaman… en una de las expediciones del equipo a la zona pudieron entrar en esta última. Aunque estas cavidades, con un complicado laberinto subterráneo, no son propicias para ser habitadas por los hombres.
“El tema está en que muchas veces estos grandes sistemas tienen mucha importancia por los recorridos o la geología pero sin embargo no tienen presencia de restos culturales porque son sistemas agresivos, el hombre busca otro tipo de cavidades. Esto son estas cosas que tú dices, esto es un paraíso para el mundo de la espeleología.
Terminamos este capítulo con la confesión que nos hace José Antonio Caro, el director del proyecto… nos explica el momento íntimo que experimenta al entrar en una cueva y apagar la luz, las sensaciones que le invaden…
“La falta de luz es la mejor sensación que puedes tener… meterte en la cueva y apagar la luz que llevas y esperar simplemente. Escuchar, sentir, oler y simplemente eso… esa sensación para explicarla… yo no te la puedo explicar, eso hay que vivirlo. Y va a depender mucho de la persona… porque te da pie a que cada persona piense o sienta aquello que más le agrade o que más le provoque. Pero es único, la falta de luz es única”.
Al equipo del proyecto CUMOT aún les queda mucho territorio para pisar en busca de restos de aquellos pobladores que ocuparon la zona hace más de 3.000 años. Aún son muchas las horas que van a invertir para intentar desvelar cuáles eran los rituales de enterramiento de sus seres queridos y cómo era su forma de vida.
A fin de cuentas, (y cómo siempre decimos) conocer nuestro pasado es conocernos mejor en el presente.
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