No lo está. No es verdad que el mundo esté perdido porque las cosas no giren como a nosotros nos gustaría. No lo es.
Jamás podrá estar perdido si hay alguien soñando con un beso o necesitando un abrazo o muriendo de ganas de amor para siempre.
No es verdad. Ni tan siquiera que en este mundo todo tenga un precio, porque no hay dinero que compre las cosas que jamás se venden.
No se pierde lo que se gana mientras alguien llama a quien lo necesita, aunque sea para que escuche su silencio, o una mano levante a quien tropieza una y mil veces.
Este mundo no es tan egoísta. Solo está distraído.
No se va al vacío la voz sabia de la vida repartiendo consejos.
Jamás se cae un mundo en el que una madre estira horas al día engañando al tiempo, o aparece de golpe una sonrisa a deshoras de los que nunca fallan cuando no todo está bien.
No se pierde un mundo en el egoísmo por quien no supo más que salvarse a sí mismo mientras haya cientos de barcas remando contigo hacia la orilla, ni por quien se alegra cuando te caen derrotas, porque siempre surge alguien con los dedos en uve sonriendo al tiempo que llega para decirte que ahora ganas.
No necesita este mundo de tiempos ni calmas para esperar momentos de revanchas, mientras haya quien siga su camino olvidando golpes que nunca se devuelven.
No está todo perdido aunque te cueste creerlo.
Quizá, solo debas girar tu mundo, hasta ver que no son pocos los héroes que no dejan que se hundan las mejores cosas que tiene la vida.
Emilio Leiva
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