Entre los siglos XI y XVII en la península ibérica, grandes viajeros se dirigieron a oriente con un solo propósito, el de llegar a La Meca y cumplir así con el quinto precepto del islam, la peregrinación, y dejaron por escrito sus viajes y vivencias. Historias poco conocidas, y ahora rescatadas por la Sociedad Geográfica Española y el Consorcio Español Alta Velocidad La Meca-Medina, en un libro disponible en castellano, árabe e inglés.
Ha llegado el momento de trasladarnos a una España que aún no llevaba ese nombre, una tierra y una población que, a partir del año 730, formó parte de la provincia norteafricana del Califato Omeya y que abarcó desde la Punta de Tarifa hasta los bordes de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos.
Durante más de siete siglos, en los que se dieron periodos de enfrentamientos y otros de paz, nuestra península vivió una etapa fascinante en la que la mezcla de culturas, religiones y razas dio lugar al nacimiento de una civilización en la que florecieron las artes y las ciencias. El territorio islamizado, tanto en los momentos de mayor poderío y extensión como en los cercanos ya a su fin, en 1492, se llamó siempre al-Andalus.
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