en una zona del desierto de Nubia, conocida como Nabta Playa (a unos 800 kilómetros al sur de El Cairo y a unos cien kilómetros al oeste de Abu Simbel, donde se alzan los grandes templos excavados en la roca erigidos por el faraón Ramsés II), hace entre 130.000 y 70.000 años se extendía una fértil sabana, con abundante vegetación y numerosa fauna salvaje, bañada por las aguas de un gran lago hoy seco (de hecho, el término playa, en idioma local significa "lago seco"). En ese paradisíaco y frondoso lugar, los humanos se establecieron por lo menos desde el décimo milenio antes de nuestra era.
En Nabata Playa, en el desierto de Nubia, hace entre 130.000 y 70.000 años se extendía una fértil sabana, con abundante vegetación y numerosa fauna salvaje.
Nabta Playa se compone de diversos restos arqueológicos esparcidos por la zona, que fueron descubiertos en la década de 1970 por Fred Wendorf, profesor de Antropología de la Universidad Metodista del Sur de Texas. Wendorf, junto con el lingüista Christopher Ehret, sugirió que las gentes que habitaron Nabta Playa fueron pastores nómadas. Los investigadores hallaron allí evidencias de consumo y almacenaje de sorgo salvaje (un cereal) y restos de cerámica decorada con motivos geométricos, al parecer procedente del África subsahariana, la más antigua descubierta en el continente. Todos los descubrimientos realizados en Nabta Playa han llevado a muchos investigadores a pensar que aquí pueden encontrarse las raíces de las creencias cosmogónicas egipicas.
ESTELAS Y CRÓMLECS
Hacia el séptimo milenio a.C., los asentamientos humanos en Nabta Playa aumentaron y se hicieron más grandes, aunque eran estacionales, coincidiendo con las épocas de mayor capacidad del lago. Sus habitantes cavaban pozos y consumían cereales salvajes, legumbres y frutas. También empezaron a domesticar animales, como cabras y ovejas procedentes del Próximo Oriente. Del sexto milenio a.C. datan algunos túmulos que incluyen restos de sacrificios de animales que fueron enterrados en cámaras cubiertas con losas de piedra, e incluso se encontró un posible sacrificio humano. Cuatro colinas poco elevadas en Nabta contienen asimismo estelas de arenisca, muchas de ellas labradas, algunas antropomorfas y de distintos tamaños y formas.Estas estelas se situaron en posición vertical, rodeadas de piedras menores. Su peso oscila entre los cien kilos y las ocho toneladas.
Pero sería un milenio más tarde cuando se realizó en Nabta Playa una construcción sorprendente, que en la actualidad aún deja atónitos a los investigadores: hasta seis alineamientos de piedras, colocados de un modo radial, que parecen haber servido para indicar la aparición en el cielo de algunas estrellas o para señalar la dirección aproximada de la salida del Sol durante el solsticio de verano. Esta estructura mide sólo cuatro metros de diámetro y se compone de una treintena de losas de arensica nubia de diferentes tamaños dispuestas de modo circular. La estructura incluye cuatro pares de piedras de mayor tamaño en torno a la circunferencia del círculo y otras seis en el interior del mismo formando dos líneas paralelas de tres piedras cada uno. Cuando los arqueólogos descubrieron el monumento, los demás bloques de piedra que en su día lo formaron se encontraron caídos.
El pequeño crómlec de Nabta Playa mide sólo cuatro metros de diámetro y se compone de una treintena de losas de arenisca nubia de diferentes tamaños dispuestas de modo circular.
Fred Wendorf empleó tecnología vía satélite para estudiar el alineamiento y descubrió que dos de los pares de mayor tamaño se alinean formando una línea norte-sur y los otros dos pares forman una línea este-oeste. Esta última indica el lugar por donde el Sol sale y marca el solsticio de verano, aunque de un modo aproximado.
UN ENIGMA MILENARIO
Al igual que ocurre con el famoso Stonehenge, numerosos investigadores han pretendido resolver el misterio del "calendario astronómico de Nabta Playa". El arqueoastrónomo norteamericano Kim Malville afirma que algunas losas verticales, hincadas en la arena, parecen estar organizadas según una serie de "puertas" que podrían haber funcionado como marcadores de un calendario al indicar de un modo aproximado la posición del Sol naciente en el solsticio de verano. Por su parte, el astrofísico Thomas G. Brophy sugirió que las tres piedras alineadas al sur representan las estrellas del cinturón de Orión y las otras tres señalarían a su estrella principal.Brophy también cree que los otros cinco alineamientos que rodean el círculo de piedras de un modo radial serían representaciones del lugar del cielo donde se hallan las estrellas representadas por las piedras centrales del calendario durante el orto helíaco (el momento de su primera aparición en el horizonte este). Incluso apuesta por una datación muchísimo más antigua para la estructura: más de ocho mil años.
El astrofísico Thomas G. Brophy sugirió que las tres piedras alineadas al sur representan las estrellas del cinturón de Orión y las otras tres señalarían a su estrella principal.
Pero las teorías de Brophy han sido puestas en duda por la mayoría de investigadores, y un estudio de la Universidad de Colorado en 2007 concluye que las fechas propuestas por el astrofísico son erróneas. Los investigadores de esta universidad norteamericana creen que la zona de Nabta Playa debió de ser un centro ceremonial donde se realizaban sacrificios animales hacia 6100-5600 a.C. La datación que ellos sugieren para el crómlec de piedra es una fecha cercana a 4800 a.C. Las mediciones llevadas a cabo por el equipo con satélite y GPS confirmaron asimismo un posible alineamiento con Sirio, Arturo, Alfa Centauri y el Cinturón de Orión. El estudio sugiere que la orientación de megalitos, estelas y tumbas humanas y animales indicaría una conexión simbólica con el Norte.
Entonces ¿para qué servía esta estructura? Existe cierto consenso entre los investigadores en pensar que sirvió como punto de reunión para celebrar ceremonias religiosas o ceremoniales de algún tipo durante el solsticio de verano. Era un momento clave para los habitantes de Nabta Playa, ya que esta época anunciaba la llegada de las lluvias, un acontecimiento fundamental para un pueblo nómada cuya supervivencia dependía del ganado, el agua, la Tierra, el Sol y las estrellas.
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