En el Ángelus de este domingo el Santo Padre ha explicado por qué es importante ir a misa en lugar de optar por vivir la fe de forma privada o individual. Ha continuado desarrollando el discurso del «Pan de vida» de Cristo tras el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Es el tercer domingo en el que el Pontífice aborda el tema para explicar a los fieles el sentido profundo de la Eucaristía.
Este domingo ha insistido en un punto que, en muchas ocasiones, no queda claro ni para los propios católicos: la Eucaristía no es un símbolo. Lo ha explicando lanzando a los peregrinos en la plaza de San Pedro esta pregunta: «¿Qué significa comer la carne y beber la sangre de Jesús?, ¿es solo una imagen, un símbolo o nos indica algo real?».
Su respuesta, a continuación, ha insistido en que la Eucaristía es una actualización que «hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús: el pan es realmente su Cuerpo ofrecido por nosotros, el vino es realmente su Sangre derramada por nosotros», ha aclarado el Papa.
También ha explicado que es común caer en la creencia de que basta con «rezar solo» o ir a misa «cuando tengo ganas». Como contraargumento a este pensamiento, el Santo Padre ha explicado que es en la misa donde se lleva a cabo la transformación del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo; la Eucaristía, –ha sentenciado–, «no es una oración privada o una bella experiencia espiritual, no es una simple conmemoración de aquello que Jesús ha hecho en la Última Cena».
El Papa ha aludido a la acción transformadora del sacramento de la Eucaristía para reforzar esta explicación: «Nutrirnos de aquel “Pan de vida” significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus elecciones, sus pensamientos y sus comportamientos. Significa entrar en un dinamismo de amor y convertirnos en personas de paz, personas de perdón, de reconciliación, de compartir solidario. Lo mismo que Jesús ha hecho». Y ha apuntado que esta transformación es posible solo si se acepta desde la fe: «Nutrirnos de Él y vivir en Él mediante la Comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra vida; la transforma en un regalo para Dios y para los hermanos». Porque la Eucaristía, –ha concluido–, tiene un objetivo: «Que podamos convertirnos en una sola cosa con Él».
Por último, después del rezo del Ángelus, el Santo Padre ha enviado un saludo a los más de 5.000 jóvenes de 54 países reunidos en Turín para conmemorar el 200 aniversario del nacimiento de San Juan Bosco. El santo, padre y maestro de la juventud, nació el 16 de agosto de 1815 en la llamada «Colle di Don Bosco» donde peregrinaron este fin de semana miles de jóvenes y miembros de la familia salesiana. Con una misa presidida por el rector mayor de los salesianos, el padre Ángel Fernández Artime, y concelebrada por 400 sacerdotes, han concluido los actos y celebraciones de este bicentenario.
ABC.es
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