La información ha sido difundida por el máximo responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, Maamun Abdulkarim.
Milicianos del Estado Islámico han dinamitado el Templo de Baalshamin en la antigua ciudad de Palmira, en Siria, uno de los mejor conservados del complejo arqueológico.
Esta sería el primer ataque contra estas ruinas de la antigua ciudad romana de Palmira, tomada por los yihadistas el pasado mes de mayo en una ofensiva.
"Hemos dicho en repetidas ocasiones que la siguiente fase será la de aterrorizar a la gente y, cuando tengan tiempo, destruir los templos. Estoy viendo cómo se destruye Palmira ante mis ojos. Que Dios nos ayude en los días venideros", ha dicho Abdulkarim.
Asimismo, ha asegurado que el grupo terrorista ha iniciado excavaciones para intentar encontrar oro y otros tesoros en la ciudad.
Hace una semana el Estado Islámico decapitó a Jaled Asaad, el arqueólogo jefe de Palmira tras tenerlo un mes detenido y someterlo a interrogatorios. Asaad llevaba más de 50 años trabajando en estas ruinas.
Ante la amenaza del Estado Islámico, las autoridades sirias habían trasladado ya cientos de estatuas a un lugar seguro por temor a que fueran destruidas por los yihadistas, que rechazan cualquier representación de la figura humana.
En junio el Estado Islámico ya voló dos antiguas mezquitas de la ciudad de Palmira por, según dijeron, acoger prácticas paganas y sacrílegas dentro de sus muros.Siguiente
El Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) divulgó este martes fotografías de la destrucción del templo de Baalshamin, en la histórica ciudad de Palmira, en el este de Siria, un acto que levantó la indignación internacional.
Varias imágenes muestran a militantes colocando cilindros que, probablemente, contienen explosivos, dentro del templo.
Las fotos muestran también una enorme explosión y una montaña de escombros en lo que parece ser el lugar donde se encontraba el célebre templo.
El templo de Baalshamin, cuya construcción se inició en el año 17 antes de ser embellecido en el año 130 por el emperador romano Adriano, era el santuario más importante del sitio arqueológico de Palmira tras el de Bel, según el Museo del Louvre de París.
Era considerado una de las joyas de esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La directora general de la Unesco, Irina Bokova, consideró la destrucción del templo como "un nuevo crimen de guerra y una pérdida considerable para el pueblo sirio y la humanidad".
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