El salmo 78 es una
meditación didáctica, inspirada en el Deuteronomio sobre la
historia de Israel, las culpas de la nación y su castigo. El Salmo
pone de relieve las culpas de Efraín, antepasado de los samaritanos,
y la elección de Judá y de David.Este
salmo constituye un resumen de la historia de Israel desde los
tiempos de Moisés hasta después del exilio de las diez tribus del
norte. I. Prefacio recomendando a las generaciones venideras el
estudio del salmo (vv. 1-8). II. La historia misma. El objetivo
general del salmo aparece en los versículos 9-11. En cuanto a los
detalles particulares, vemos, 1. Las obras portentosas que Dios llevó
a cabo en favor de su pueblo (vv. 12-16). 2. La ingratitud con que
correspondieron a los favores de Dios, sus murmuraciones y su
desconfianza, y cómo afrentaron a Dios con sus idolatrías, una vez
llegados a Canaán, a pesar de la paciencia que Dios había tenido
con ellos (vv. 17-20, 56-58). 3. Cómo les castigaba Dios en el
desierto por sus pecados (vv. 21-55) y, ahora, cuando se llevaron el
arca los filisteos (vv. 59-64). Cuan benignamente les perdonó Dios y
se volvió a ellos compasivo, a pesar de las provocaciones de ellos,
estableciéndolos felizmente en la tierra y dándoles, en David, un
rey de su elección, aunque posteriormente permitió que el reino del
norte (v. 67, José,
Efraín)
fuese desgajado de Judá y, después, llevado al exilio (vv. 65-72).Detalles que llaman
la atención:
- Las cosas que va a decir son de mucho peso; por eso las va a exponer en forma de oráculo enigmático («parábola... arcanos) (v.1)
- Estas enseñanzas deben ser transmitidas a la posteridad (v. 4):«No las ocultaremos a sus hijos, como no nos las ocultaron nuestros padres.» Habría de esperarse —dice Cobb— que dijese: «a nuestros hijos», pero desea enfatizar el curso de la narración
- Dios obró grandes cosas a favor de su pueblo Israel cuando los reunió por primera vez e hizo de ellos una nación (v. 12): «A la vista de sus padres hizo portentos.» Hizo una avenida seca en medio del Mar Rojo y por allí los condujo y les dio ánimos, aunque las aguas estaban a los lados como montones (v. 13). Les proveyó de guía a través de las sendas, no pisadas antes, del desierto (v. 14), por medio de una nube, que resplandeció con fuego por la noche, con lo que la oscuridad les resultaba menos atemorizadora y menos peligrosa (v. Zac. 2:5). «Hendió las peñas en el desierto y les dio a beber raudales de agua, no destilada, gota a gota, sino en forma de grandes corrientes (vv. 15, 16). He aquí toda una exposición de poder y gloria que debería servir para convencer.
- Pero cuando Dios comenzó a bendecirles de esta manera, ellos empezaron a afrentarle (v. 17): «Pero aún volvieron a pecar contra Él.». En el desierto, dijeron e hicieron lo que sabían que le había de provocar (v. 18): «Pues tentaron a Dios en su corazón», deseando o, más bien, exigiendo lo que Dios sabía que no les convenía: «-pidiendo una comida para saciar su apetito desordenado» y retando a Dios a que les diese carne, con lo que desconfiaban de que tuviese poder para darles lo que ellos apetecían (vv. 19, 20). Parece que les costaba aprender!!!!
- Dios se resintió justamente de esta provocación y les mostró su gran desagrado (v. 21): «Por esto, lo oyó Yahweh, y se indignó.» Se resintió «por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado en su salvación», en la que ya había comenzado a obrar para ellos (v. 22) No obstante, en su gran bondad y paciencia, Dios abrió los cielos e «hizo llover sobre ellos maná... trigo de los cielos» (vv. 23, 24). Las nubes que, de ordinario, llueven agua para que crezca el trigo en la tierra, en esta ocasión llovieron trigo; así se llama al maná por su semejanza con una semilla (Ex. 16:31). Lo curioso es que Dios les mostró su resentimiento, no precisamente negándoles lo que le pedían, sino dándoseles en tal abundancia que les salió por las narices (Nm. 11:20).
- Al persistir ellos en sus pecados, prosiguió Dios en sus castigos, pero éstos fueron de distinta naturaleza, pues no los llevó a efecto de pronto, sino lentamente (v. 33): «Entonces consumió sus días como un soplo, y sus años en tribulación.» Fueron condenados a pasar treinta y ocho tediosos años en el desierto, años inútiles, pues en ellos no dieron un paso de avance hacia Canaán, sino que les hizo volver y anduvieron vagando de acá para allá como en un laberinto…. Aquí realmente se perdieron por el desierto. (Vale que es un número simbólico porque sino es para hablar con el guía… y no haría falta esperar muchos años!!)
- Bajo estos castigos, ellos fingieron arrepentirse, pero no eran sinceros en su confesión. No obstante, Dios se apiadó de ellos (¿inocencia? ¿ganas de probarlos?... Misericordia!!!) y puso fin a los castigos con que les había amenazado y en parte había ejecutado (vv. 38, 39): Siguió Dios conduciendo a su pueblo hasta las fronteras de su tierra santa (v. 54). Hallaron en la tierra a los cananeos, pero Dios les echó de allí delante de Israel (v. 55) y les repartió la tierra por heredad entre las distintas tribus Pero los pecados de Israel después de su asentamiento en Canaán siguieron (vv. 56-58). Los hijos fueron tan rebeldes como sus padres (v. 57) y trajeron a sus nuevas mansiones sus antiguas corrupciones. Visto desde fuera y con un poco de ironía habría que ver como són!!!. No aprenden ni a las duras. A veces, parecían dedicados a Dios, pero luego se apartaban, le enojaban con sus lugares altos y le provocaban a celos con sus imágenes de talla (v. 58). La idolatría fue el pecado que más se les pegó y en el que siempre recaían, aunque a menudo pareciese que se arrepentían de él. Parece como si nadie aprendiera la lección.
- Dios
Estableció en Israel la monarquía, y eligió
a David por rey (vv. 70, 71). No se menciona a Saúl, porque no le
eligió Dios, sino el pueblo. David descendía de la noble tribu de
Judá, pero era un sencillo pastorcito, no un entendido escriba, ni
un sagrado sacerdote ni un experto militar. Aunque visto la
historia, tampoco es para lanzar cohetes.
Nacho Padró
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