Me dirijo a Tí, Ahura Mazda, a quien debemos toda adoración. Con los brazos abiertos y la mente abierta, te saludo en espíritu con todo el corazón. Vuelve tu semblante hacia mí, Señor amado, y haz mi rostro feliz y radiante.
Mi corazón suspira por Tí con un anhelo que nunca se aplaca. Eres mi posesión más valiosa, más grande y magnífica; más hermosa y querida para mí que la vida de mi cuerpo y de mi espíritu, Mi dicha está en Tí, mi refugio está en Tí, mi paz está en Tí. Vivir ante Tí, contigo bajo tu mirada, es lo que humildemente te pido.
Gatha Ahunovati
No hay comentarios:
Publicar un comentario