La obra científica y filosófica de Whitehead ha marcado en los Estados Unidos una de las tendencias más importantes en el diálogo ciencia-religión durante todo el siglo XX, que va unida a la llamada filosofía y teología del proceso. Para Whitehead, la teología cristiana tradicional respondió a la metafísica de un ser absoluto, todopoderoso y omnisciente, fuente única de todo ser. En consecuencia, considera que esta idea de Dios debe ser sustituida por la de un Dios del proceso que dará lugar a una reinterpretación de las enseñanzas de Cristo. Y aunque la teología católica fue siempre remisa a emprender un diálogo a fondo con la teología del proceso, un mayor interés hacia ella hubiera podido enriquecer muchos contenidos de la teología católica moderna y cristiana en general.
Whitehead forma parte, pues, de un movimiento epocal claramente embarcado en la ola del vitalismo. Pero no creemos, como a veces se dice, que influyeran en él de forma significativa autores como Santayana, Spengler o Ralph Waldo Emerson. Sin embargo, estamos convencidos de la influencia que debieron de ejercer sobre él Charles Sanders Peirce, William James y, sobre todo, el filósofo francés Henri Bergson. Este último, cuando Whitehead llegó a su maduración filosófica, tenía ya desde hacía algunos años sus grandes obras en el mercado de las ideas y su fama era internacional. Lo más probable es, pues, que lo conociera, e incluso que se inspirara en él.
Whitehead verá la necesidad de construir esa nueva metafísica, haciendo una revisión original del pensamiento bergsoniano, dándole más precisión, ajustándolo más a la ciencia, suprimiendo los saltos líricos, y formulándolo con una nueva terminología, menos poética, más técnica, aunque mucho más críptica y difícil. Whitehead, en lugar de “vida”, usará el concepto de organismo y su filosofía será “organicista”. En resumidas cuentas, tanto Bergson como Whitehead se mueven dentro de la misma intuición de un paradigma vitalista-procesual de fondo (frente al dualismo y al mecanicismo) que responde plenamente al sentir de su época.
Nacho Padró
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