En época asmonea, sus atribuciones habían sido muy amplias, pues ostentaba importantes poderes ejecutivos que llegaban a la capacidad para condenar a muerte o declarar la guerra. (Extracto sacado de La Última Semana de Jesús, Editorial Oberon, Madrid 2004)
Herodes el Grande mató a todos sus miembros menos a uno y desde entonces nunca recobró todos sus poderes. Posteriormente, tras la destitución de Arquelao en 6 d.C. y el paso de Judea (y, por tanto, Jerusalén) a una administración directa romana, el Sanedrín siguió en funcionamiento, pero sus poderes quedaron enormemente recortados, y sin duda ya no tuvo autoridad para condenar a muerte, aunque conservó ciertas atribuciones.
A pesar de esta pérdida de importancia, el Sanedrín era en tiempos de Jesús la única institución puramente judía que quedaba en el territorio, de manera que pertenecer a él era la forma más eficaz que tenía un judío para ejercer su influencia entre su pueblo. Sus miembros, hasta alcanzar el número de setenta y uno, procedían de tres grupos sociales diferentes: en primer lugar estaban los "ancianos", llamados por Lucas "los principales hombres del pueblo" (Lc 19, 47). Eran los representantes de la "nobleza laica" dentro del órgano supremo de gobierno judío y tenían fortunas considerables.
El segundo grupo eran los escribas, que se distinguían dentro de la sociedad no por su nacimiento, riqueza u ocupación, sino por haber completado los estudios necesarios, es decir, por su saber. De hecho, las profesiones de los escribas son enormemente variadas, pues encontramos sacerdotes, comerciantes, un comandante de la fortaleza del Templo, carpinteros, constructores, e igualmente ocurre respecto a sus orígenes, pues se conocen incluso casos de escribas cuyas madres no eran judías.
El tercer grupo, sin duda el más poderoso, era el de los "sumos sacerdotes" , casi todos ellos pertenecientes al partido saduceo (sacerdotal). El sumo sacerdote en ejercicio era el presidente del Sanedrín, mientras que los sumos sacerdotes que ya habían cesado en su cargo conservaban, no obstante, el título, pero no la presidencia. Las atribuciones del sumo sacerdote respecto al resto del clero eran muchas, siendo la más importante que era la única persona que podía entrar en el Sancta sanctorum del Templo de Yahveh. Desde el punto de vista político, el sumo sacerdote, como presidente del Sanedrín, era el primer representante de su pueblo ante la autoridad romana, y de su actitud hacia los conquistadores dependía en gran medida el comportamiento de su pueblo. Así, sabemos por ejemplo que los sumos sacerdotes Anás y Caifás tuvieron buenas relaciones con los romanos, mientras que, años más tarde, otros sumos sacerdotes se pronunciaron abiertamente a favor de la insurrección contra el emperador. Estos "sumos sacerdotes", aunque en realidad no todos ostentaban ese cargo, eran la nobleza sacerdotal, los principales dentro de la jerarquía eclesiástica del Templo de Yahveh.
En resumen, en el Sanedrín encontramos representados a todos aquellos estamentos de la sociedad judía que tuviesen algún tipo de poder, en concreto el poder social (ancianos), poder legal (escribas) y poder religioso (sumos sacerdotes), cuya suma supone el ejercicio total (en la medida que lo permitiesen los romanos) de los poderes político, económico y judicial.
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