jueves, 6 de agosto de 2020

Las nuevas religiones seculares o las raíces míticas de lo 'woke'

Las "religiones" seculares operan llenando el hueco que la religión o autoridad religiosa ha dejado. En general, cualquier sistema de creencias puede activar los mismos resortes de una religión, incluso la propia ciencia.

La bióloga estadounidense Lynn Margulis, por ejemplo, se ha referido al neodarwinismo como una "secta religiosa minoritaria del siglo XX, dentro de las extensas creencias religiosas de la biología anglosajona".

Revoluciones de masas

Sin embargo, desde finales del siglo XX, los movimientos de masas (protestas, manifestaciones, escraches). Uno de los máximos defensores de esta idea es un teórico y filósofo de la ciencia política británico John Gray.

Algunas de sus obras más destacadas son: Perros de paja (2002) y Misa negra. La religión apocalíptica y la muerte de la utopía (2007). En esta última obra, escribe:

Los que demandan que la religión sea exorcizada de la política piensan que se puede conseguir excluyendo las fes tradicionales de las instituciones públicas; pero los credos seculares están formados a partir de conceptos religiosos y suprimir la religión no significa que deja de controlar el pensamiento y la conducta. Como el deseo sexual reprimido, la fe vuelve, a menudo en formas grotescas, para gobernar las vidas de aquellos que la niegan.

En ese sentido, pues, movimientos como el ecologismo, Black Lives Matter o el feminismo tendrían tanto éxito y poder cohesionador, en parte, porque levantan resortes religiosos innatos. Lo que también explica la reciente ola de protestas en las universidades estadounidenses, en la que los estudiantes expresan su enojo por la presencia en sus campus de ideas y oradores que creen que se encuentran fuera de los límites del discurso aceptable.

Gray también denomina "fundamentalistas seculares" a quienes critican de forma furibunda la religión institucionalizada, como a Richard Dawkins(por su libro El espejismo de Dios) y a Christopher Hitchens (por su libro Dios no es bueno).

La tarea más necesaria del tiempo presente es aceptar la irreducible realidad de la religión…Los seres humanos no dejarán de ser religiosos más de lo que dejarán de ser sexuales, juguetones o violentos.

Dos núcleos de la civilización

En el libro The Presence of Myth, del filósofo polaco Leszek Kołakowski, divide nuestra civilización en dos 'núcleos'. Este es su término para dos redes cognitivas, sociales y éticas, "dos fuentes diferentes de energía activas en la relación consciente del hombre con el mundo". Uno de estos núcleos es 'tecnológico', el otro 'mítico'.

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El núcleo tecnológico es analítico, secuencial y empírico. A este núcleo pertenece la razón instrumental y discursiva, que incluye todas las ciencias y la mayoría de las formas de filosofía, todo lo que tiene en cuenta los posibles usos del poder humano para moldearnos a nosotros mismos y a nuestro entorno.

El núcleo mítico de la civilización, por el contrario, describe ese aspecto de nuestra experiencia 'no revelado por las preguntas y creencias científicas'. Abarca la 'realidad no condicionada no empírica' ​​de nuestra experiencia, lo que no es susceptible de confirmación o desconfirmación. 

El término woke, empleado para aquellos que han logrado ser conscientes de la injusticia racial, de género y económica, también tendría connotaciones de experiencia mítica. Y describir lo woke en relación con el núcleo mítico nos ayuda a comprender por qué es tan infructuoso responder a los apasionados estudiantes que protestan airadamente contra injusticias que, generalmente, parecen superficiales o poco importantes, amén de poco constructivos. Ellos creen tener razón por el simple hecho de sentirse así (de sentir, una emoción, una sinrazón). Frente a ello caben pocos argumentos o razonamientos. No hay datos o estadísticas que consigan doblegar una creencia que nace del mito.

Para Kołakowski, pues, la incapacidad de distinguir entre los núcleos míticos y tecnológicos conduce a la incapacidad de comprender muchas tendencias y eventos sociales. Y quizá deberíamos empezar a tener esto en cuenta si queremos enfrentarnos a la nueva epidemia woke.

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