Los primeros judíos en llegar a la ciudad de Amsterdam lo hicieron a finales del siglo XVI procedentes de la Península Ibérica, los llamados judíos sefardíes. Durante siglos los judíos había contribuido al desarrollo económico y cultural de España y Portugal. Pero durante el siglo XV la Iglesia Católica incrementó la presión sobre los judíos para obligarles a convertirse al catolicismo. Desde 1479 la Santa Inquisición mantuvo una constante vigilancia sobre los judíos conversos. Hasta que en 1492 un decreto de los Reyes Católicos obligaba a todos los judíos del reino a ser convertidos de forma obligatoria o abandonar sus territorios. Este decreto abrió la veda para una persecución sin cuartel en el territorio hispano, incluidos los judíos conversos. Lo que obligó a gran parte de la población judía a mudarse a la vecina Portugal, el norte de África, Italia o incluso hasta el Imperio Otomano.
Pero en 1496 el rey de Portugal lanzó un decreto similar al de los monarcas hispano, aunque no fue realmente implementado hasta mediados del siglo XVI. Cuando la Inquisición Portuguesa fue creada en 1548, poniendo muy difíciles las cosas a los judíos del territorio portugués. Así un nuevo flujo de refugiados fluiría hacia la vecina Italia y el floreciente puerto de Amberes, en los Países Bajos. El puerto de Amberes, situado a orillas del río Schelde se convertiría en el centro de una vigorosa diáspora.
Y cuando, en 1580, España y Portugal quedasen unidas bajo la misma corona, una nueva corriente de refugiados llegará a tierras flamencas. Por aquellas fechas la provincias holandesa se había levantado en contra de los Habsburgo y había iniciado las hostilidades. Pero cuando la ciudad de Amberes quedará en manos de los españoles y los rebeldes holandeses bloquearan el puerto, serán Amsterdam y Hamburgo quienes se conviertan en el centro del comercio marítimo y de cierta tolerancia. De hecho, Amsterdam se convertirá en el destino preferido de la mayor diáspora sefardí cuando se convierta en un próspero mercado internacional para un amplio número de productos. Incluso durante La Tregua de los Doce Años, entre las Provincias holandesas y el Imperio Español, el comercio con la Península volvió a crecer y muchos judíos, con familias todavía en Portugal, pudieron retomaron el contacto para promocionar sus negocios.
No se puede decir que la Edad de Oro de Amsterdam se debe a la llegada de los mercaderes judíos sefardíes, la ciudad ya había sufrido un boom comercial a la llegada de los nuevos habitantes. Lo que sí aportaron fueron interesantes contactos comerciales que permitieron el desarrollo de las grandes fortunas durante el siglo XVII. E introdujeron nuevos elementos al mundo empresarial, como el comercio con Brasil y las Indias Occidentales o el comercio de diamantes. Uno de las mayores actividades comerciales de Amsterdam, durante el siglo XVII, será el negocio del azúcar. El el cual los judíos sefardíes jugarán un papel importantísimo, contribuyendo al continuo crecimiento y desarrollo de la economía de la ciudad.
El hecho que atrajo a los judíos sefardíes a Amsterdam fue la tolerancia religiosa de la ciudad. En 1579 se firma la Unión de Utrech, que establecía la independencia de las Provincias Unidas de los Países Bajos, y que declaraba que nadie podía ser perseguido por sus creencias religiosas. Aunque esta cláusula no se firmó pensando en los judíos, su principio también se extendió a la comunidad judía después de algunas dudas iniciales.
Sabías que… Las Provincias Unidas quedaron liberadas de la Inquisición, y los judíos eran libres de casarse, no debían portar ningún distintivo o seña que les identificase como judíos, podían adquirir o heredar propiedades, no se les obligaba a vivir en ghettos.
No hubo en toda Europa ningún lugar donde los judíos disfrutasen de tales derechos fundamentales.
Más información| VV.AA, Jewish Amsterdam, Jewish Historical Museum Amsterdam, 2014, Amsterdam
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