Una deficiente comprensión del sacrificio, tema omnipresente en las religiones (y, por lo tanto, también
en la cristiana), puede convertirse en “piedra de escándalo” que desfigura el mensaje liberador de Jesús
de Nazaret. Como si Dios encontrara sus complacencias en el sufrimiento (e incluso, autodestrucción)
del hombre que cree en El. Y es que este tema es de tal trascendencia que está relacionado con la imagen
de Dios y la imagen de hombre que puede vehicular la fe religiosa. El mensaje del NT afirma que Dios
actúa con el hombre desde la más profunda gratuidad. Nada tenemos que darle para ganarnos su favor.
El culto cristiano consiste en una vida de entrega a Dios y al prójimo, en la lucha por la justicia. Y es
precisamente esta entrega y esta lucha la que puede dar razón del sufrimiento y del sacrificio, presente
en la vida de los creyentes, como lo estuvo también en la vida y en la muerte de Jesús.
El sacrificio en la teología cristiana, Pasos, no 96, julio-agosto 2001, 1-9
El sacrificio en la teología cristiana, Pasos, no 96, julio-agosto 2001, 1-9
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