Actualizado a 18 de noviembre de 2022 · 11:13 · Lectura: 3 min
falassarna, en la isla de Creta, fue en el pasado una pequeña ciudad-estado situada entre dos picos montañosos que dominan el puerto de la localidad. La ciudad, que se menciona en textos de historiadores y geógrafos griegos y romanos como Estrabón, Polibio, Tito Livio y Plinio, prosperó gracias al comercio marítimo, tal como demuestran los restos de grandes edificaciones que allí se han localizado. Pero al parecer los habitantes de Falassarna no se dedicaban exclusivamente a las actividades mercantiles. La firma de un tratado con Polirrenia, una ciudad vecina, evidencia que en el siglo III a.C. las gentes de la localidad practicaban la piratería, algo que era muy común entre las ciudades-estado de Creta.
Entre las monumentales construcciones que se alzaban en Falasarna, una destacaba especialmente. Se trata de un templo ubicado en un promontorio a noventa metros sobre el antiguo puerto de la ciudad, en el extremo occidental de la isla. Este fue construido en el interior de una cueva, en la acrópolis de la ciudad. Tras su derrumbe, el lugar funcionó como un espacio sagrado al aire libre destinado al culto de la diosa Deméter, la segunda hija de los titanes Rea y Cronos, considerada una deidad ctónica (son las divinidades asociadas a la tierra, normalmente vinculadas al inframundo) y adorada como diosa de la agricultura, de la fertilidad y del poder del agua como fuente de vida.
Restos del santuario de la diosa Deméter donde se encontraron las ofrendas.
Foto: Ministerio de Cultura de Grecia
UN SANTUARIO AL AIRE LIBRE Según un comunicado emitido por el Ministerio de Cultura de Grecia , un equipo arqueológico descubrió en este emplazamiento los restos de un templo que habría sido reconstruido entre finales del siglo IV a.C. y principios del III a.C. Una escalera monumental conducía a dos construcciones de una sola habitación con un muro intermedio y un muro de contención en el lado norte. El edificio oriental era la estructura principal del templo, mientras que el occidental era utilizado como edificio auxiliar. El templo fue erigido en estilo dórico, con dos columnas estriadas (de las que quedan algunos restos), capiteles, metopas y un frontón. Los arqueólogos han calculado que el santuario pudo haber tenido tener más de siete metros de alto y cinco metros de ancho.
El templo fue construido en estilo dórico, con dos columnas estriadas (de las que quedan algunos restos), capiteles, metopas y un frontón.
Jarra ceremonial con el nombre de la diosa Deméter grabado.
Foto: Ministerio de Cultura de Grecia
Jarra ritual con representaciones de figuras rojas.
Foto: Ministerio de Cultura de Grecia
En el suelo pavimentado del templo, los arqueólogos han localizado los restos de cinco cajas que sirvieron para contener ofrendas, en cuyo interior se habían dispuesto jarrones de bella factura y muy bien conservados, algunos de ellos de carácter ceremonial. Uno de estos recipientes llevaba grabada una inscripción que se ha traducido como akestoidamatri (Akestoi a la diosa Deméter). Los depósitos excavados en el santuario han revelado hallazgos pertenecientes principalmente al período arcaico, datados hacia 600 a.C., tales como objetos de vidrio, figurillas de animales de terracota y femeninas de arcilla.
Figurilla femenina hecha de arcilla.
Foto: Ministerio de Cultura de Grecia
Todos estos elementos de finales del siglo VII a.C. y principios del siglo VI a.C. incluyen asimismo objetos de vidrio de procedencia egipcia y fenicia, colgantes de arcilla con forma de pájaro y otros animales, puntas de flecha y de lanzas, jarrones en miniatura, figuras femeninas entronizadas y una estatuilla femenina que sostiene una amapola y una granada. Entre los hallazgos de época posterior, que datan de los siglos IV y III a.C., destacan varias hidrias (vasijas de cerámica que se usaban para contener agua), jarras rituales con representaciones de figuras rojas, púas de hierro y vasos de alabastro
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