Uno de los países en los que el Estado Islámico desarrolla con más ferocidad su campaña de exterminio del catolicismo es Mozambique. En las últimas horas, se han sucedido varios ataques, con decapitación de fieles, quema de iglesias y destrucción de casas y vehículos.
Las poblaciones afectadas son, entre otras, Moreba, Ngueda, Namakyol y Marica).
El 54% de los mozambiqueños son cristianos debido principalmente a la colonización portuguesa. Según Ayuda a la Iglesia Necesitada, el extremismo contra la religión no existía hasta hace cinco años, cuando en octubre de 2017 comenzaron a surgir grupos de jóvenes terroristas. Entonces, se produjeron 4.000 muertos y cientos de miles de desplazados.
El Obispo de Nacala, Alberto Vera Aréjula, de nacionalidad española y perteneciente a la Orden de Nuestra Señora de la Merced, lleva más de 23 años en el país africano. Tiene 65 años y estuvo en el entierro de la hermana Maria Coppi, la misionera comboniana asesinada en Mozambique en septiembre, cuya canonización ha sido solicitada.
Recuerda que gran cantidad de cristianos y también algunos musulmanes se han visto obligados a abandonar sus hogares debido al terror sembrado por los grupos terroristas.
Esta situación comenzó ya en 2010, cuando “líderes musulmanes ya avisaron de que algo estaba cambiando dentro de las mezquitas,donde los jóvenes que habían sido enviados a estudiar a países musulmanes llegaban con ideas fundamentalistas, condenando incluso a sus propios familias y padres”.
El pasado 4 de septiembre los terroristas asesinaron a una persona en Naputo y de ahí bajaron a la misión de Chipene, donde se encontraba Coppi. “Allí, 20 terroristas quemaron la casa de las misioneras y a la religiosa le dispararon en la cabeza”.
Explica también que “muchos jóvenes son captados con dinero a través del mundo digital. Mucha juventud, no sólo musulmana, se ha afiliado y está luchando con grupos terroristas, porque no tienen otra salida”.
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