Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la cultura griega de su época y fundador de la corriente filosófica que lleva su nombre, el epicureísmo, cuya principal característica fue la identificación de la felicidad con el placer.
Por Jaime Fdez-Blanco Inclán
Nacido en Samos (Grecia) en 341 a. C., Epicuro fundó, como también hicieron Platón y Aristóteles, su propia escuela, El Jardín. Este espacio, dentro de su propio hogar, fue el lugar escogido para desarrollar su filosofía, en las reuniones y charlas que mantenía con sus seguidores y amigos. A diferencia de lo que ocurría con otros filósofos y sus escuelas, estos amigos y seguidores eran de toda condición: hombres, mujeres, ricos, pobres, esclavos, etc.
Tanto la filosofía de Epicuro como su escuela fueron objeto de numerosas críticas,principalmente por su defensa del placer como llave de la felicidad en la vida. Esto no deja de ser curioso, pues algunos de los mayores enemigos del epicureísmo se encontraban entre los estoicos (seguidores de la escuela de Zenon de Citio, la Stoa, que defendía una filosofía basada en el determinismo y una ética estricta en favor de la virtud y el alejamiento de las pasiones), pese a que ambos, como veremos, defendían una manera de vivir bastante similar, a pesar de hacerlo partiendo de ideas muy diferentes. La filosofía de Epicuro, no obstante, ha sido profundamente malinterpretada y sólo en los últimos años ha recuperado el esplendor que merece.
Una filosofía para ser feliz
Según los historiadores, Epicuro dejó a su muerte una enorme producción literaria de más de 300 obras y tratados, pero, tristemente, apenas ha llegado nada hasta nosotros. Hoy, tres cartas (a Heródoto, sobre gnoseología –o epistemología, teoría del conocimiento– y física; a Pitocles, sobre cosmología y astrología; y a Meneceo, la más famosa, sobre ética) nos permiten conocer sus tesis fundamentales, así como apuntes diversos sobre él, principalmente del poeta latino Tito Lucrecio Caro (De rerum natura) y Diógenes Laercio, gran historiador griego que dedicó a Epicuro en exclusiva el último capítulo de su imprescindible obra Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres.
Pese a que la filosofía de Epicuro engloba las principales ramas de la filosofía, se centra en la ética, y de esta, en un aspecto concreto: la felicidad. Cuestión básica según Epicuro, pues es la principal motivación que persigue todo ser humano en su vida.
Existen dos factores que determinan nuestro grado de felicidad: el placer y el dolor. El primero nos acerca a ella, mientras que el segundo nos aleja de la misma. De este modo, Epicuro determina que la clave de una vida feliz es conseguir acumular la mayor cantidad de placer mientras reducimos al máximo el dolor. De hecho, esta segunda parte de la fórmula es más importante que la primera. El requisito indispensable para una buena vida es la erradicación del dolor.
Epicuro es, por tanto, un hedonista, sí, pero no de la manera de otros filósofos,como por ejemplo Aristipo de Cirene (que es lo que se entiende normalmente por hedonista: un amante de los placeres corporales). El de Samos apuesta por el placer, pero lo hace desde un punto de vista del todo racional. Los principales placeres que hemos de perseguir no son los corporales, pues, pese a su intensidad, son efímeros y desaparecen enseguida. Hemos de buscar antes los placeres espirituales. Ahora bien, para escoger y saciar cualquier deseo placentero, es necesario hacer uso de una virtud, la prudencia, pues sólo con ella podremos disfrutar de un modo inteligente. Es gracias a la prudencia que somos capaces de rechazar un placer que más tarde podría provocarnos dolor (como ocurre con las adicciones).
Epicuro apuesta por la búsqueda de los placeres, pero no los corporales, que son efímeros, sino los espirituales
Es ahí donde se producen los grandes malentendidos en la filosofía de Epicuro. No apuesta, en absoluto, por una existencia lasciva y descontrolada; al contrario, apuesta por una existencia moderada y basada en el autocontrol, pues considera que, de esa manera, se maximiza el placer y se evita, en lo posible, el dolor. Es por ello por lo que centra su búsqueda de aquellos placeres que son seguros y a largo plazo.
¿En qué se traduce entonces su idea de una vida feliz? En una vida sencilla, con sólidas amistades, pequeños placeres y alejada de tensiones innecesarias. Una vida tranquila, sin excesos. Independiente. Autónoma. Autárquica. Una vida basada en el mismo principio de la filosofía estoica: la ataraxia. La tranquilidad de ánimo. La paz de espíritu. Y toda su filosofía está enfocada a ello. Para Epicuro, el conocimiento no sirve para nada si no ayuda al hombre a ser feliz.
Teoría del conocimiento
Para Epicuro, la filosofía no sirve de nada si no hace feliz al ser humano
Un agnóstico deísta
- ¿Es que los dioses quieren prevenir la maldad, pero no son capaces de hacerlo? Entonces hemos de concluir que no son omnipotentes.
- ¿Puede ser que sean capaces, pero que no deseen prevenir el mal? Entonces no son benévolos.
- ¿Son capaces y desean hacerlo? Entonces no tiene sentido que exista la maldad en el mundo.
- ¿Es que no son capaces ni desean hacerlo? Si este es el caso, ¿por qué los llamamos dioses?
Palabra de Epicuro
“Comamos y bebamos, pues mañana moriremos”
“El placer es el principio y el fin de la vida feliz”
“La muerte es una quimera, pues, cuando yo estoy, no está ella; y cuando está ella, no estoy yo”
“Nada es suficiente para quien suficiente es poco”
“¿Quieres ser rico? No te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia”
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