"La felicidad no reside en las grandes cosas, en las grandes palabras o en las grandes conquistas, sino en las pequeñas cosas de la cotidianidad.
La vida buena, la vida bella y armónica, tal como dirían los griegos, no se alcanza persiguiendo grandes hitos, al estilo de Prometeo o de Fausto, sino en la manera de asumir la propia cotidianidad y la capacidad que tenemos de darle forma con nuestras manos.
Los valores nos ayudan a vivir con intensidad nuestra cotidianidad y, cuando vivimos coherentemente nuestra vida con nuestros propios valores, nos sentimos profundamente felices. De hecho, existe una estrecha relación entre valores y felicidad.
La felicidad es, en pocas palabras, la vida ordenada, la existencia armónica y equilibrada.
En cambio, cuando alguien vive su vida en oposición constante con los valores que siente dentro de la conciencia, se siente infeliz y vacío.
Por otra parte, cuando es capaz de proyectar en su existencia, en la vida de cada día, los valores que palpitan en su conciencia, su vida adopta una forma ordenada y bella, no hay fractura entre el hombre exterior y el hombre interior, entonces hay transparencia".
Francesc Torralba
CIEN VALORES PARA UNA VIDA PLENA
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