El Nuevo Museo de la Acrópolis de Atenas, situado a los pies de la colina sagrada, celebra sus diez años de existencia permitiendo a los visitantes acceder a las ruinas de la antigua ciudad que se extiende bajo sus cimientos.
Las ruinas se descubrieron entre 1997 y 2004, durante las obras de construcción de la estación de metro cercana al lugar y también durante la excavación de los cimientos del nuevo edificio que iba a sustituir al pequeño museo situado en la misma colina de la Acrópolis. Las obras parecieron eternizarse debido a la gran cantidad de vestigios arqueológicos que fueron surgiendo a medida que se perforaba el suelo ateniense: restos de templos, casas, baños públicos, talleres de cerámica, pozos, tumbas... Ademas esta extraordinaria riqueza arqueológica debía ser estudiada, documentada y conservada por los especialistas. Todos estos espacios –que abarcan nada menos que cuatro mil metros cuadrados y son una ventana a la vida cotidiana de los atenienses desde los siglos VI y V a.C. hasta los siglos XII-XIII– pueden visitarse a partir de ahora y se añaden a los 15.000 metros cuadrados del propio museo. De estos cuatro mil metros cuadrados de restos arqueológicos, una parte es visitable, pero otra ha sido estudiada y cubierta con una capa de tierra para preservarla y tal vez exponerla al público más adelante.
Un viaje en el tiempo
Los arqueólogos ya conocían desde hace tiempo que las faldas de la Acrópolis ateniense guardaban un gran tesoro arqueológico, prueba de una ocupación humana ininterrumpida desde el Neolítico hasta el siglo XIX, como han podido demostrar las recientes excavaciones. De este modo, cuando el visitante actual accede al recinto abierto bajo el Nuevo Museo de la Acrópolis realiza un auténtico viaje en el tiempo. Allí puede ver edificaciones del siglo V a.C. que muestran el carácter urbanizado de la zona ya en ese período, con un entramado de calles estrechas y casas con pequeños patios, tiendas y talleres. La ciudad fue destruida por el general romano Sila en 86 a.C. y muchas de estas edificaciones se perdieron. A partir del siglo II d.C., en el barrio se construyeron casas de mayor tamaño, con patios columnados, estancias con pinturas murales, algunos pavimentos de mosaico, letrinas y baños privados...
La zona fue destruida de nuevo en 267 d.C. a causa de la invasión de los hérulos, y se volvió a edificar a partir del siglo IV. Hay casas pequeñas junto con algunas mayores, de ciudadanos acaudalados. Así llegamos hasta el siglo XIII, donde se observa un barrio activo, con casas y talleres, aunque a lo largo de la Edad Media se alternan períodos de actividad con épocas de abandono. No será hasta el siglo XIX cuando el barrio recobrará su vitalidad. En resumen, capas y capas de restos arqueológicos que son un testimonio impagable de la vida en Atenas durante milenios y que ahora los visitantes del Nuevo Museo de la Acrópolis pueden recorrer.
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