martes, 19 de julio de 2016

El lago Van esconde lápidas del período selyúcida en sus profundidades

En el lago más grande de Turquía sólo habita una especie de pez, en sus fondos se erigen estalagmitas de hasta treina metros de altura y sus aguas conservan un tesoro arqueológico

En la provincia de Bitlis, al este de Turquía, hay un cementerio abandonado del período selyúcida, de más de 700 años de antigüedad. En sus orígenes, los selyúcidas fueron un clan de Asia Central que abrazó el islam en el siglo X, concretamente la rama del sunismo, y que se extendió por los actuales territorios de Irán, Irak, Siria y Turquía, creando un vasto imperio y luchando contra los cruzados occidentales.
En los años cuarenta se construyó una carretera que atravesó el cementerio. Las lápidas retiradas fueron reutilizadas en la construcción de un muelle en el lago Van, situado a unos 200 metros del cementerio. El lago Van, el más grande de Turquía, es levemente salino y muy alcalino. "Por este motivo hay poca biodiversidad. Hay 103 tipos de fitoplancton, 36 tipos de zooplancton y sólo un tipo de peces. La vida parece que está limitada en el lago Van", expresa el profesor Mustafá Sari, de la Universidad Yüzüncü Yil, empeñado en preservar este pez endémico del lago Van, el Alburnus tarichi. Este lago tan antiguo esconde en sus profundidades unas formaciones de estalagmitas que pueden llegar a los treinta metros de altura y... un monstruo.
El lago Van esconde unas formaciones de estalagmitas increíbles y... un monstruo
Tahsin Ceylan hoy es un fotógrafo y videógrafo subacuático. En los años noventa se desplazó al lago Van para investigar la leyenda del monstruo acuático. No lo vio, pero en las profundidades descubrió unas piedras planas con unas inscripciones antiguas. "Simplemente pensé que eran artefactos históricos. En los últimos años las busqué de nuevo pero no las encontré, hasta que finalmente las redescubrí recientemente, después de 22 años", explica Ceylan a National Geographic. "Cuando las descubrí a mediados de los años noventa estaban a unos ocho o diez metros de profundidad y hoy están a unos seis u ocho metros... ¿Es un efecto de la marea o el lago ha perdido agua?", se pregunta.

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Epitafio en árabe. Lápida sumergida con un epitafio en árabe.Foto: Tahsin Ceylan (www.tahsinceylan.com)


Ceylan ha mantenido el secreto de su hallazgo durante todo este tiempo y si lo ha dado a conocer últimamente es para evitar el posible saqueo de estos vestigios, que forman parte del patrimonio del pueblo turco. En estas fotografías exclusivas se aprecian claramente las magníficas lápidas, fechadas aproximadamente entre 1200 y 1300. "La propia naturaleza ha preservado las lápidas sumergidas, mientras que las otras se han ido deteriorando a lo largo de los años. Creemos que no conviene ponerlas en un museo, están más seguras bajo el agua y podrían ser una gran aportación al turismo subacuático. Esperemos que las autoridades lo tomen en consideración", concluye.

ALEC FORSSMANN para NationalGeographic.com

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