Mi amado Señor, enséñame a ser generoso.
Enséñame a servirte como te mereces,
a dar y no valorar lo que doy,
a luchar y no tener en cuenta las heridas,
a trabajar duro y no buscar descanso,
a esforzarme y no buscar recompensa,
salvo la de saber que hago tu volunad.
San Ignacio de Loyola
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