En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el día 12 de
agosto “Día Internacional de la Juventud”.
El tema del Día Internacional de la Juventud de ese año, «Construyendo un
mundo mejor: Asociándonos con los jóvenes», es un llamamiento mundial a
establecer asociaciones con los jóvenes, para su beneficio, y a participar con
ellos en esas asociaciones.
La generación actual de jóvenes es la más numerosa de la historia. En su
gran mayoría este sector de la sociedad vive en países en desarrollo y tiene un
potencial sin precedentes para mejorar el bienestar de toda la familia humana.
Sin embargo, son demasiados los jóvenes, incluso los que tienen un nivel de
estudios alto, que se enfrentan a salarios bajos, empleos sin porvenir y tasas
récord de desempleo. La crisis económica mundial afecta a los jóvenes más que a
nadie y, comprensiblemente, muchos se sienten desalentados ante las crecientes
desigualdades. Un gran número de ellos carecen de perspectivas inmediatas y no
pueden participar en los procesos políticos, sociales y de desarrollo de sus
países. Si no se adoptan medidas con urgencia, nos arriesgamos a crear una
«generación perdida» de talento y sueños desaprovechados.
“Trabajar con y para los jóvenes es una de mis máximas prioridades”,
asegura el Presidente de la ONU Ban Ki-moon, objetivo que comparte plenamente
esta consellera de Juventud, del Consell Insular de Menorca.
Si nuestra sociedad tiene futuro, si podemos edificar un mundo mejor, más
humano y más justo, solamente será posible si contamos con los jóvenes que son,
sin lugar a dudas, los que constituyen la fuerza transformadora. Los jóvenes
tienen el ingenio, el entusiasmo y la fe en que las cosas se pueden lograr, en
que hay que enderezar la escritura de la Historia con trazos de justicia, de
paz y de hermandad, donde prevalezca el bien común y la preservación del medio
ambiente.
Hemos de darles la posibilidad de que intervengan en los procesos políticos
porque sus aspiraciones no son solamente las de encontrar un trabajo sino la de
participar en el engranaje de la conformación del nuevo paradigma. Han de tomar
el relevo y la responsabilidad de conducir esta sociedad desde el “hacer”, no
sólo siendo meros espectadores pasivos u oyentes de una clase magna que les
ofrecemos. Entre otras cosas porque ni es una clase, ni mucho menos es magna.
Exhortemos a los gobiernos, al sector privado, a la sociedad civil y a las
entidades académicas a apoyar a los jóvenes, a fortalecer sus asociaciones con
las organizaciones que ellos mismos dirigen. Los jóvenes determinarán que estos
tiempos avancen hacia peligros mayores o hacia cambios positivos.
Hemos de apoyar a los jóvenes de nuestro mundo para que lleguen a ser
adultos que alumbren generaciones de líderes productivos y llenos de vida.
Tarareando las palabras del Obispo Sebastián Taltavull en la homilía de la
misa de caixers en Alaior que aludían al mensaje del Papa Francisco, creo que
nuestros jóvenes necesitan valores, SÍ, pero estos no se aprenden en los
libros, se aprenden viendo el ejemplo de una sociedad con valores. Su modelo es
el modelo de la sociedad. Solidaridad, fraternidad, generosidad, caridad,
justicia social, en definitiva “amor”, es lo que los jóvenes han de recoger
para luego poder sembrar.
Aurora Herráiz
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