durante siglos, la imagen y el concepto que se ha tenido de las brujas en la cultura popular ha distorsionado su encaje histórico. Diane Purkiss, profesora de literatura en la Universidad de Oxford, llevó a cabo un estudio sobre la brujería en English Heritage en el que se revela que la inmensa mayoría de las víctimas de la caza de brujas que asoló Europa y Norteamérica durante los siglos XVI y XVII eran mujeres.
Durante este tiempo, se estima que el número total de personas ejecutadas se halla entre 30.000 y 60.000, de los cuales solo entre el 10% y el 15% fueron hombres, con la excepción de algunos países escandinavos en los que los hombres superaban en número a las mujeres.
Bajo la excusa de erradicar la herejía, miles de mujeres fueron acusadas, juzgadas y ejecutadas por los crímenes más inverosímiles, convirtiendo la caza de brujas en un medio para reprimir y controlar a la población femenina, que era entendida por la sociedad misógina y ultra religiosa de la época como una amenaza al poder patriarcal.
EL ORIGEN: MÁS ALLÁ DEL CRISTIANISMO
El primer mito a desmontar es que el concepto de bruja es anterior al nacimiento del cristianismo, contemplando algunas de las primeras referencias en obras como la Odisea de Homero, compuesta en el s. VIII a. C., y cuya descripción se alejaba drásticamente de los arquetipos que se manejan hoy en día.
En origen, las brujas eran vistas como mujeres que practicaban rituales espirituales y mágicos en torno a la adoración a la diosa pagana de la fertilidad y la naturaleza. Sin embargo, con la expansión del cristianismo, estas creencias fueron demonizadas, vinculando a las brujas con el culto al diablo.
EL MITO DE LA INQUISICIÓN
La Santa Inquisición jugó un papel fundamental en esta persecución, erigiéndose como el principal impulsor de las acusaciones, aunque la más aterradora de todas estas instituciones, la Inquisición española, solamente ejecutó oficialmente a dos brujas en contra de la creencia popular.
La verdadera labor de la Inquisición española era perseguir todo aquello que la Iglesia católica identificase como hereje. Sin embargo, la brujería era vista a grandes rasgos como una mera superstición, y exceptuando algunos casos inusuales, no fue perseguida como una causa de herejía.
LA LEYENDA DE LAS HOGUERAS
Además, estas ejecuciones en los países anglosajones no se llevaron a cabo quemando vivas a las supuestas brujas en enormes piras, sino que por lo general se las ahorcaba. En Escocia, las acusadas de brujería eran estranguladas para que una vez muertas, pudieran ser incineradas.
Si bien es cierto que estas prácticas fueron llevadas a cabo tanto por la Iglesia católica, como por la anglicana, la luterana y la calvinista; la Iglesia ortodoxa se desmarcó de este tipo de actuaciones y no llevó a cabo prácticamente ninguna actividad relacionada contra la brujería.
LOS GATOS NEGROS: COMPAÑEROS DEMONIZADOS
La simbología que envuelve a las brujas, como la compañía de gatos negros, también responde a mitificaciones erróneas. Inicialmente, la creencia popular decía que las mascotas de las brujas eran animales diminutos como moscas, que podían ser identificados dentro del ámbito de la superstición como pequeños duendecillos a los que la bruja alimentaba a cambio de favores.
Sin embargo, más tarde se extendió la creencia de que los gatos negros eran los animales preferidos por las brujas como mascotas. Estos animales, sagrados para las culturas y religiones antiguas, eran comúnmente vinculados con la energía femenina. La demonización de estas culturas durante el desarrollo del cristianismo trajo mala fama a estos animales. Más tarde, su actividad nocturna terminó por vincular su existencia con la brujería, práctica que se creía que era realizada a la luz de la luna.
CURANDERAS Y HIERBAS: OTRO MITO DE LA PERSECUCIÓN
También es un mito arraigado en la cultura popular el hecho de que las curanderas y las herbolarias fuesen habitualmente acusadas por brujería al poseer amplios conocimientos sobre plantas y remedios caseros que desafiaban la lógica establecida en aquella época.
Por el contrario, sus conocimientos eran utilizados por las instituciones inquisitoriales y los tribunales a la hora de intentar identificar las conocidas como “marcas del diablo” en los cuerpos de las inculpadas, y de este modo, poder desenmascarar a nuevas brujas.
LA APARIENCIA DE LAS BRUJAS
Del mismo modo, la deidad pagana Perchta, que servía como representación del invierno en la mitología proveniente del folclore alpino, era descrita como una anciana siniestra y malvada, lo que ayudó a extender la imagen de la bruja horrenda y decrépita.
Además, el aspecto descuidado y las imperfecciones cutáneas como las verrugas eran consideradas por los tribunales eclesiásticos como marcas del diablo, pruebas inequívocas del contacto con el maligno según la superstición, lo que ayudó a popularizar su representación.