El psicólogo y catedrático Bruce Hood, escribe en su libro La ciencia de la felicidad: siete lecciones para vivir bien, que “si queremos ser más felices, tenemos que aprovechar esta oportunidad (haciendo referencia a cambiar y crecer) para vernos como el producto de nuestra interconexión con los demás, y no como una isla”. El experto en la psicología del desarrollo no deja espacio a dudas: la felicidad se encuentra en compañía de los demás, y no en la soledad.
Y es solo uno de los muchos expertos que investigan la relación que hay entre compartir con los demás aquello que disfrutamos y la felicidad. Parece haber una evidencia clara e indiscutible entre estos dos factores, tal y como te contamos a continuación.
LA CONEXIÓN COMO FUENTE DE FELICIDAD
Como decíamos, Bruce Hood no es el único experto que afirma que la felicidad está asociada a compartir lo que nos sucede en la vida con los demás. El psiquiatra Robert Waldinger dirigió un famoso estudio en la Universidad de Harvard que demostraba que las relaciones humanas de calidad son la clave de nuestra salud, tanto física como mental.
Y no es de extrañar. Al fin y al cabo, los seres humanos somos animales sociales. Dependemos los unos de los otros para nuestro bienestar, para prosperar, y por eso nuestro cerebro recompensa químicamente todos aquellos procesos en los que compartimos tiempo y espacio con otros humanos.
EL FACTOR QUÍMICO
Aunque cuando hablamos de felicidad hay muchos factores a tener en cuenta, el químico suele ser el más estudiado por psiquiatras y psicólogos, por ser el punto menos abstracto sobre el que podemos debatir. Sus indicadores, al menos, son específicos, aunque las interpretaciones de los estudios que pueden hacerse sobre los resultados sean igualmente complicadas.
Lo que la ciencia ha descubierto respecto a esto es que somos más felices cuando realizamos actividades sincronizadas.Cuando todos los participantes coordinan sus actos, incluso las experiencias más desagradables se vuelven tolerables.
Esto se ha probado en un estudio realizado con un equipo de remo, en el que se demostraba que el entrenamiento sincronizado eleva el umbral del dolor, reduciendo la sensación física de malestar de los miembros del equipo.
Esta sincronización, tal y como explica Hood, no solo se manifiesta en los movimientos del cuerpo. También puede detectarse en la actividad cerebral de personas que participan en una experiencia común. Hay estudios, por ejemplo, que detectan disparos neuronales sincronizados en la actividad cerebral entre las personas que disfrutan de una misma película, demostrando que las emociones funcionan como un mecanismo de unión entre los seres humanos.
Otra prueba química de este factor clave para la felicidad se encuentra en la liberación de endorfina y oxitocina, dos hormonas de la felicidad, cuando bailamos, reímos o cantamos con otras personas.
Todo esto nos lleva a concluir que, en realidad, la clave de que algo nos haga felices no está en el hecho en sí, sino en la capacidad de compartirlo con otras personas.
HÁBITOS PARA SER FELIZ A TRAVÉS DE LA CONEXIÓN
Los expertos como Bruce Hood que han estudiado cómo funciona el cerebro y la relación de la felicidad con las conexiones humanas recomiendan que adquiramos una serie de hábitos que pueden marcar la diferencia en nuestra salud mental. Los más importantes son los siguientes:
- Deja el teléfono en el bolso. Cuando estés con tus amigos, tu familia, o en cualquier interacción social, por pequeña que parezca, deja el móvil en el bolso o en el bolsillo. Los teléfonos nos distraen en estas circunstancias, mermando nuestra felicidad, dado que interrumpen la conexión que podemos establecer con los demás.
- Participa en actividades sincronizadas. Toda aquella actividad que implique sincronía con otras personas puede hacerte feliz. Desde ver un programa de televisión con amigos, en lugar de en soledad, hasta practicar deportes, montar una coreografía o preparar un espectáculo en grupo. Al compartir experiencias así con los demás, conseguirás aumentar tus niveles de felicidad.
- Escucha de forma activa. Hood, al igual que otros expertos en la materia, aseguran que una de las claves de la felicidad es dejar de lado el ego. Para ello, un buen truco consiste en hablar menos y escuchar más. Hacer preguntas interesantes, críticas constructivas en base a lo que has escuchado y comprender genuinamente a los demás aumentará tu sensación de conexión y, en consecuencia, tus niveles de felicidad.
- Haz cursos o talleres. Si sueles sentirte sola, este truco puede ser clave para cambiar el sentido de tu vida. Apúntate a un curso de algo que te guste o te interese. Los expertos recomiendan como primera opción el canto, dado que cantar es la forma más rápida de disparar los medidores de felicidad en nuestro cerebro, pero cualquier actividad que disfrutes y puedas hacer en compañía servirá.
- Planifica actividades en grupo. La idea es que prepares un plan para un pequeño grupo, tus amigos o tu familia, pensando no solo en lo que te apetece hacer a ti, sino en cómo disfrutarán los demás. Esto no solo te hará feliz cuando el plan al fin se desarrolle, sino que te permitirá sentirte plena durante la planificación, al conectar emocionalmente con las necesidades de los demás.