¿Cuál es el mayor desafío por delante que tiene el Papa Francisco este año?
Sin duda alguna, la segunda fase del Sínodo de la Sinodalidad. El próximo mes de octubre se celebrará la asamblea de uno de los foros de reflexión más ambiciosos y participativos organizados por el pontífice después del Concilio Vaticano II. En él se buscará completar la ITV a la que Francisco ha sometido a toda la Iglesia universal para que sus participantes, con voz y voto también de las mujeres, aporten sugerencias sobre las reformas que necesita la Iglesia, desde un punto de vista litúrgico a una mirada pastoral. Aunque no tiene poder ejecutivo, sino meramente consultivo, sus orientaciones sí podrían legitimar al Papa para acometer algunos cambios con relación a su apuesta misionera y social.
Desde el punto de vista diplomático, ¿dónde pondrá su atención la Santa Sede?
Como viene demostrando en cada una de sus alocuciones, Francisco tiene dos objetivos: Ucrania y Gaza. Tanto en su denuncia visible como en el trabajo diplomático de la Secretaría de Estado, los esfuerzos de la Iglesia católica se concentran en acabar con ambos conflictos. En el caso de Ucrania, la mediación del cardenal Matteo Zuppi como enviado papal podría tener sus frutos con la devolución de los niños «robados» por Rusia al país europeo. Además de estas guerras, el Papa no tira la toalla a la hora de intentar que llegue la paz en otras coordenadas más olvidadas como Sudán.
¿Tiene ya algún viaje programado? ¿Podrá ejecutarlos?
Después de suspender el viaje a la Cumbre del Clima de Dubái por una bronquitis, Francisco viajará a Bélgica el próximo año tras la invitación de los obispos del país europeo para celebrar el 600 aniversario de la Universidad Católica de Lovaina. En el horizonte también estaría el regreso a su Argentina natal. Aunque hay quien llegó a asegurar que la visita quedaría anulada en el caso de que Javier Milei ganara las elecciones presidenciales por su manifiesta animadversión pública a Jorge Mario Bergoglio, lo cierto es que el propio Papa se ha encargado de desmentir que esta cuestión pudiera frenar su peregrinación. De hecho, en su primera llamada telefónica, el nuevo presidente le invitó de manera oficial. Por otro lado, el pontífice también ha señalado que está en estudio llegar a la Polinesia. El Papa es consciente de que las limitaciones de movilidad por su maltrecha rodilla condicionan la agenda de cualquier viaje. Sin embargo, eso no le impidió completar el maratoniano programa de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa.
¿Viajará a España?
Nuestro país continúa fuera de la órbita de los planes papales. Sin embargo, en el incansable empeño de propuestas, el 15 de enero Francisco recibirá al presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, y a los tres obispos de la comunidad autónoma para hablar sobre la crisis migratoria que sufren las islas. Los cuatro invitarán a Francisco a viajar a España teniendo como foco uno de los temas clave de su pontificado.
¿Qué posibilidades hay de que Francisco renuncie en 2024?
Cada vez que se le ha preguntado al respecto en 2023, siempre ha dado un «no» como respuesta, aunque siempre ha dejado abierta esa posibilidad. «El ejemplo de Benedicto me hace bien, pero le pido al Señor poder decir basta, en cualquier momento, pero cuando Él quiera», dejó caer en su entrevista más reciente, realizada el 13 de diciembre por la periodista mexicana Valentina Alazraki. Lo que parece claro es que la fragilidad de su salud física no parece razón suficiente para abandonar sus responsabilidades, ni tan siquiera para bajar su ritmo, a la vista de su agenda pública cuando ya ha rebasado los 87 años. En los pasillos vaticanos comentan que Francisco tiene una especial ilusión por abrir la Puerta Santa del Gran Jubileo que acogerá Roma en 2025.
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