martes, 17 de enero de 2023

Abderramán II, el emir que convirtió córdoba en una potencia

 

en el siglo VIII la dinastía omeya, desplazada por los abasíes de su centro de poder en el Próximo Oriente, logró constituir un nuevo y floreciente emirato en Al-Ándalus. Sus gobernantes, los emires de Córdoba, con el tiempo llegarían a reclamar el título de califas, es decir, de líderes de todos los musulmanes. Pero alrededor del año 800, su principal preocupación era consolidar en la península Ibérica su poder político y, sobre todo, religioso.

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