Prometí no llevar la carga de los rencores, porque hunden el corazón y quitan la sonrisa.
Prometí dejar atrás a las personas que tiñen de gris mi mirar, porque aprendí a entender que son callejones sin salida.
Prometí llorar cuando lo necesite pero sólo para no sentirme tan pesada/o, porque las lágrimas que no se liberan, pudren mi paz.
Prometí no soltarle la mano a mi niña/o interior, porque a su lado sé que no voy a perder la inocencia.
Prometí no silenciar mi arte, porque las veces que lo hice, me costó respirar.
Prometí alejarme a tiempo de los sitios en los que me ahoga estar, porque me respeto.
Prometí disfrutar más, porque al fin y al cabo, la vida es sólo un suspiro.
Prometí mirarme más a los ojos frente al espejo, contemplarme y amarme, porque soy mi propio hogar y lo llevo conmigo a donde quiera que vaya.
Prometí no dejar de escribir, transformar la palabra en medicina cuando me enfermo de vanidad, porque soy humana/o.
Prometí todo esto y mucho más, porque lo merezco…
María del Carmen Fenollosa Romero,
No hay comentarios:
Publicar un comentario