Que no se calle el profeta,
que nunca ahoguen su grito
quienes comercian con miedos
y regatean con credos.
Que no le venza la duda,
que la amenaza
no apague
el fuego
que le arde dentro.
Que no le silencie
la algarabía
de los mentirosos,
que sepultan el amor
bajo capas de hipocresía.
y asesinan la justicia
tras fachadas de apariencia.
Que no se rinda el profeta,
cuya voz trae el clamor
de los pobres de la tierra
y el eco de la verdad de Dios.
Que no le puedan
la comodidad, la prudencia,
los cálculos o la aspereza.
Si calla el profeta
el mundo perderá
la libertad
y la conciencia.
Si lo amordazan,
aún su silencio será grito.
Si le persiguen,
en el camino hallará
más motivos.
Y si le matan,
resucitará,
en nuestra memoria,
en el pueblo,
y en el abrazo de Dios.
Jose María Rodríguez Olaizola
(En la fiesta de San Óscar Romero, profeta)
No hay comentarios:
Publicar un comentario