El Reiki es una práctica espiritual japonesa que asegura el alivio de gran cantidad de enfermedades transmitiendo energía a través de las manos. ¿Realmente cura?
No tiene base científica, pero cada vez más gente lo practica, e incluso se imparte desde hace años en muchos hospitales españoles.
El Reiki es una terapia que tiene un origen espiritual. La transmisión de energía vital a través de las manos. Algunos lo asocian con la magia, pero otros prefieren ignorar todo su misticismo para utilizarlo como una técnica más de relajación y meditación. Aseguran que puede curar enfermedades. Otros prometen la autosanación fisica y espiritual. ¿Qué hay de cierto en todo ello?
Su definición choca frontalmente con la ciencia, pero sus resultados son aceptados por muchos médicos y terapeutas.
El Reiki y la energía vital del Universo
Al contrario que otras técnicas de curación como la acupuntura, el Reiki no es una tradición milenaria. Fue desarrollada en el año 1922 por el budista zen japonés Mikao Usui.
Poco a poco fue extendiéndose a través de varios maestros, que lo popularizaron en todo el mundo.
El Reiki asume que existe una energía vital del Universo que está en todos los sitios: en el Cosmos, en la Naturaleza, en nosotros mismos. Cuando esa energía fluye a través de nuestro cuerpo nuestras defensas están activas, y nuestro organismo puede experimentar el máximo bienestar. Cuando dicha energía deja de fluir aparecen las enfermedades, el estrés, la ansiedad, y otras molestias.
Según esta creencia, otras personas pueden transmitirnos su energía vital a través de las manos para desbloquear nuestro flujo vital, reactivando así nuestro sistema inmunológico y la autosanación.
El Reiki, por tanto, al contrario de lo que mucha gente piensa, no cura enfermedades. No afirma que la energía que recorre las manos tenga un poder sanador. Las manos entrenadas de un maestro supuestamente pueden desbloquear el flujo de energía vital para despertar las defensas y equilibrar nuestra mente y nuestro espíritu.
Aún así, muchos practicantes están convencidos de que ayuda a curar el estrés, la ansiedad, jaquecas, dolores musculares, acelera las cicatrizaciones y alivia el dolor en enfermedades como el cáncer, el reuma, y enfermedades crónicas.
¿Qué hay de verdad en ello? Para la ciencia no existe "una energía vital que recorre el universo y nuestros cuerpos", ni tampoco se ha detectado ningún tipo de transmisión energética a través de las manos. Entonces, si no es una técnica científica de sanación, ¿por qué se ofrecen sesiones de Reiki en hospitales como el Ramón y Cajal, 12 de Octubre, Gregorio Marañón, Vall d’Hebron y el Hospital Clínic en Barcelona, y miles de personas afirman haber superado dolencias y haber aliviado los dolores de enfermedades graves, al practicar el Reiki?
Pioneros en fusionar la mediciona convencional con terapias complementarias, como el doctor Francisco Barnosell, afirman que los resultados que proporciona el Reiki están ahí, y que son los propios pacientes de los hospitales los que piden que se implanten más sesiones de Reiki porque experimentan alivio y mejora en sus enfermedades. Los propios hospitales contactan con asociaciones especializadas como la Fundación Sauce o la AtRC (Asociación de Terapeutas de Reiki de Cataluña), que son los que proporcionan las terapias de forma gratuita y voluntaria.
La esencia del Reiki
Como la mayoría de las terapias inspiradas en el budismo, el Reiki no es una técnica de sanación en sí misma, sino un camino para encontrar el equilibrio y la armonía en la vida. El propio Mikao Usui dejó escritos cinco principios para enfocar la vida:
- No te enfades
- No te preocupes
- Da las gracias
- Trabaja con diligencia
- Se amable con la gente
Estas cinco reglas deben recitarse por la manaña y por la noche, y aseguran la mejora del cuerpo y la mente.
El Reiki ha recibido también influencias del hinduismo, pues la energía vital desbloquea los chakras: seis o siete centros de energía que supuestamente todas las personas tenemos en nuestro cuerpo:
Cuando los chakras están bloqueados es cuando nuestras defensas inmunológicas y emocionales bajan, y se producen las enfermades físicas y mentales. Por tanto, el Reiki actúa no sólo a nivel físico, sino también emocional, mental y espiritual.
Una sesión terapéutica
Las sesiones de Reiki duran unos 45 minutos. El emisor del energía (también llamando canal) transmitirá su energía vital al receptor, para hacer que la energía vital fluya otra vez. El receptor debe tumbarse, vestido y con los pies descalzos. Algunas técnicas exigen despojarse de la ropa en zonas como las piernas o la espalda. La sesión se suele ambientar con música relajante y aromaterapia.
El maestro de Reiki situa las manos sobre diferentes partes del cuerpo, los puntos energéticos conectados con los chakras. Algunos practicantes tocan con ellas, otros sólo las acercan. Los puntos energéticos son la coronilla, el cuello, los ojos y la frente, el pecho, el estómago, las lumbares, los hombros, las piernas, pies y tobillos.
Simplemente se trata de colocar los manos y permanecer así unos minutos. En algunas zonas se acompaña de un pequeño masaje relajante. Y ya está. El Reiki no exigen nada más. Supuestamente la energía vital fluye del emisor al receptor, produciendo el desbloqueo. Algunos maestros aseguran que dicha energía es inteligente, es decir, sabe cómo y dónde tiene que actuar. En un curso de un fin de semana se puede obtener un certificado para aplicar la terapia, e incluso hay cursos que apenas duran 4 horas, o se pueden aprender online. Obviamente, pagando...
Existen muchas corrientes y variantes del Reiki, y por tanto diferentes métodos de aplicación. Hay terapias que incluyen el uso de piedras o cristales para focalizar aún más los chakras.
Puesto que la energía vital universal supuestamente fluye a través de todos los seres vivos, también se puede practicar Reiki a animales, e incluso a plantas:
¿Sanación, meditación o placebo?
Ya sabemos en qué consiste el Reiki, y cómo se aplica. Es el momento de intentar responder a algunas preguntas.¿Realmente cura o, al menos, alivia dolores y enfermedades? ¿Se ha conseguido demostrar sus efectos?
Ya hemos visto que la ciencia no tiene evidencias de que exista una energía vital que afecta a todos los seres vivos y se transmite a través de las manos. Estudios llevados a cabo por la Asociación Americana contra el Cáncer, el Instituto del Cáncer de Reino Unido, y el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral, no han encontrado pruebas que demuestren que el Reiki ayuda a tratar enfermedades, más allá del efecto placebo, es decir, la sugestión.
En 1996 un experimento llevado a cabo por la niña de 9 años Emily Rosa, ocupó todas las portadas. Emily quedó impresionada cuando escuchó en la tele a una sanadora que aplicaba el Toque Terapéutico, una variante del Reiki que afirma que la energía vital se puede sentir a través de las manos, sin tocarlas, para canalizarla y curar. Decidida a probar si era verdad, Emily ideó un sencillo experimento: hizo dos agujeros en una tabla de madera, por los que el terapeuta introduciría las manos, sin posibilidad de ver las manos del receptor:
21 practicantes del Toque Terapéutico aceptaron llevar a cabo más de 200 pruebas. La niña lanzaba una moneda al aire para decidir sobre qué mano del terapeuta colocaba la suya (sin tocarla), y el sanador debía averiguar cual era, detectando la supuesta energía vital que afirmaba sentir. Sólo acertaron el 44% de las veces, es decir, igual que el simple azar, pues sólo hay dos posibilidades.
Pese a que ninguna prueba científica ha detectado esa supuesta energía vital ni se ha demostrado que cure enfermedades o alivie síntomas, la Organización Mundial de la Salud acepta el Reiki como terapia complementaria en el tratamiento de enfermedades. Y como hemos visto en muchos hospitales lo usan con enfermos de cáncer, SIDA, y otras dolencias.
La razón tiene que ver no con las creencias, sino con su aplicación. En primer lugar, el Reiki no tiene contraindicaciones para las personas: no interrumpe ningún tratamiento, no se usa como sustituto de un tratamiento, no exige ingerir ni inyectarse nada, y ni siquiera hay contacto físico salvo poner las manos encima, así que no produce lesiones.
Además su práctica tiene mucho en común con la meditación y la relajación. El paciente debe permanecer tumbado, con los ojos cerrados (es normal quedarse dormido), lo que unido a la música relajante y la aromaterapia, produce un efecto calmante.
Por otro lado, el afecto y el contacto humano que el paciente siente, bien por la imposición de las manos en diferentes partes del cuerpo o el simple hecho de que una persona se está preocupando por ti y está intentando curarte, produce un efecto terapéutico. Sentirse querido o atendido es una medicina milenaria. La unión de la meditación, relajación y el afecto produce un efecto calmante y bienestar que pueden reducir la ansiedad y el estrés, y con ello las enfermedades y los síntomas que, se sabe, están provocados por ellos. Por la misma razón este efecto relajante puede aliviar dolores en tratamientos de cáncer o enfermedades crónicas. Es la razón por la que los hospitales usan el Reiki como terapia de apoyo. Incluso aunque sólo funcionase como simple placebo, el hecho de que un paciente afirme sentirse mejor por simple sugestión, ya es un beneficio en enfermedades crónicas o terminales.
Ir más allá de estos beneficios para entrar en el campo de la sanación, el desbloqueo de la energía vital, el reequilibro espiritual, y otros supuestos beneficios del Reiki, es algo que la ciencia niega. O al menos, no puede explicar.
A cada uno de nosotros nos corresponde decidir por nosotros mismos en qué lado de la balanza queremos estar.
Juan Antonio Pascual
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