martes, 2 de abril de 2019

Descubren en el lago más alto del mundo los restos de una misteriosa religión anterior a los Incas


Mucho antes de que los incas tuvieran el dominio sobre las tierras de la costa oeste de América del Sur que se extendían desde Colombia hasta Chile, una sociedad aún más misteriosa y antigua habitaba esta elevada región andina. Este antiguo imperio se llamaba Tiwanaku, y ahora sabemos un poco más de ellos.
En realidad, los escasos detalles que se conocían sobre el estado de Tiwanaku provienen de los hallazgos arqueológicos. Ahora, los científicos acaban de anunciar el descubrimiento de una importante pieza nueva del rompecabezas.
Al parecer, la Isla del Sol, en el lago Titicaca de Bolivia (el más alto navegable del planeta), fue una vez el sitio de ofrendas rituales a deidades sobrenaturales en lo que fue uno de los primeros estados andinos, una sociedad que vivió potencialmente más de milenios antes de que los incas llegaran a la zona. 
El hallazgo hace retroceder nuestra comprensión de cómo y cuándo se formaron los antiguos estados políticos. Según el autor del estudio, José Capriles:
La gente suele asociar la Isla del Sol con los Incas porque era un lugar de peregrinación importante para ellos y porque dejaron atrás numerosos edificios ceremoniales y ofrendas en y alrededor de esta isla. Nuestra investigación muestra que las personas de Tiwanaku, que se desarrollaron en el lago Titicaca entre 500 y 1,100 dC, fueron las primeras en ofrecer artículos de valor a las deidades religiosas en el área.
El trabajo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, fue posible gracias a un equipo internacional de investigadores, quienes llevaron a cabo excavaciones arqueológicas submarinas en el Arrecife Khoa utilizando sonar y fotogrametría tridimensional submarina para escanear y mapear el arrecife, así como dragar el área para excavar las reliquias arqueológicas.
Dentro de las capas de sedimento se encontraron quemadores de incienso de cerámica, evidencia de llamas jóvenes sacrificadas y ornamentos hechos de oro, conchas y piedras. Según otro de los investigadores involucrado, Christophe Delaere:
Los hallazgos, y especialmente los quemadores de incienso de cerámica con forma de puma, son significativos porque nos ayudan a obtener una comprensión más amplia del comportamiento ritual y la religión del estado de Tiwanaku, una sociedad que precedió a los incas por varios cientos de años.
Se cree que el puma fue un importante símbolo religioso para los Tiwanaku, y un motivo de rostro rayado representado en dos medallones de oro sugiere que las ofrendas debían dirigirse explícitamente a la principal figura mítica en su iconografía religiosa, a veces llamada Viracocha.
No sólo eso. Los anclajes encontrados cerca de los sitios de ofrenda sugieren que aquellos que oficiaron los rituales pudieron haber retirado las ofrendas desde un barco para hundirlas con alguna intención. Los autores señalan que el área probablemente fue importante dada su belleza natural y su conveniente ubicación central en la Cordillera de los Andes. Para Capriles:
Era un lugar estratégico y cargado de rituales. En la Isla del Sol y el Arrecife Khoa, los especialistas religiosos podrían reunirse para celebrar ceremonias sagradas. Las ofrendas rituales que hicieron aquí demuestran la transición de las sociedades de sistemas religiosos más locales a algo que tenía un atractivo geopolítico y espiritual más ambicioso.
La aparición de un tipo de religión organizada habría llevado a la consolidación de los grupos que viven alrededor del lago, creando en última instancia el estado de Tiwanaku con una jerarquía política. En este caso, las creencias y prácticas no solo legitimaron nuevas organizaciones políticas, sino que también incentivaron a las habitantes a contribuir a la sociedad. [Proceedings of the National Academy of Sciences vía ScienceAlert]

Miguel Jorge

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