El escándalo de los abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica ha alcanzado este domingo un nuevo nivel con las revelaciones que el arzobispo Viganò hace en su durísima carta. El texto del prelado no sólo señala que el papa Francisco conocía los detalles del comportamiento de cardenal McCarrick, sino que levantó las sanciones que previamente había impuesto a éste Benedicto XVI.
Especialmente malparados quedan en la carta dos personajes de extraordinaria relevancia en la historia de la Iglesia católica en las últimas décadas: los secretario de Estado del Vaticano con Juan Pablo II y Benedicto XVI, los cardenales Angelo Sodano y Tarcisio Bertone, respectivamente.
Viganò destaca "la increíble demora" que hubo en la adopción de medidas al respecto desde las primeras acusaciones, nada más y nada menos que en noviembre del año 2000, hasta que hubo una sanción, no queda claro si en 2009 o 2010.
Aunque admite que no tiene pruebas documentales de ello, el arzobispo acusa a los dos secretarios de Estado de frenar la información para impedir que los dos papas tomasen medidas. En el caso de Sodano recuerda que "intentó encubrir hasta el final el escándalo del padre Maciel" y que "incluso destituyó al Nuncio de Ciudad de México" que quería castigar a Maciel, cosa que finalmente hizo Benedicto XVI pese a su oposición.
En cuanto a Bertone, Viganò cita expresamente las repetidas ocasiones en las que de palabra o de forma documental se le hizo saber lo que estaba haciendo McCarrick, y explica por qué piensa que fue él el que ocultó los hechos en un párrafo muy interesante:
"No creo ciertamente que fuera el Papa Benedicto, el cual, cuando era cardenal, ya había denunciado en varias ocasiones la corrupción presente en la Iglesia y que, en los primeros meses de su pontificado, había tomado una posición muy firme contra la admisión en los seminarios de jóvenes con profundas tendencias homosexuales. Considero que fue debida al entonces primer colaborador del Papa, el cardenal Tarcisio Bertone, notoriamente favorable a la promoción de homosexuales a puestos de responsabilidad y que solía gestionar la información que consideraba oportuno hacer llegar al Papa".
En otro párrafo demoledor le acusa de que "no tenía inconveniente en presentar, de manera insistente, a candidatos manifiestamente homosexuales activos para el episcopado. Cito sólo el conocido caso de Vincenzo di Mauro, nombrado arzobispo-obispo de Vigevano, destituido porque abusaba de sus seminaristas".
Hay que recordar que Bertone ha sido un personaje de no poca relevancia en la política española. Sus excelentes relaciones con el gobierno de Rodríguez Zapatero -especialmente con María Teresa Fernández de la Vega- fueron claves en la persecución a la COPE. También lo fue su cercanía al arzobispo de Barcelona, monseñor Sistach, y a través del él, al sector más furibundamente nacionalista de la Iglesia catalana, lo que ha marcado en buena medida la deriva posterior de casi todo el estamento eclesiástico en Cataluña y su actual situación poco menos que dramática.
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