En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos han sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad». El Señor dijo a Moisés: «Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: “Hacia el crepúsculo comerán carne, por la mañana se saciarán de pan; para que sepan que yo soy el Señor, su Dios”». Por la tarde, una banda de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas se dijeron: «¿Qué es esto?» Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: «Es el pan que el Señor les da de comer».
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