Barcelona
En los últimos años todo lo relacionado con Sijena es sinónimo de conflicto por la dificultad de encontrar una solución al litigio que enfrenta a Cataluña y Aragón por un conjunto de bienes del monasterio de esta localidad oscense. La polémica ha acabado en los juzgados, con varias sentencias que están recurridas; se ha generado un fuego cruzado de acusaciones, amenazas y presiones a la justicia, tras pedir en más de una veintena de ocasiones la actuación de la fuerza pública para llevarse a Aragón las piezas conservadas en Cataluña. Incluso se han vivido actos vandálicos en el interior de museos para exigir la devolución de unas obras que se consideran secuestradas, sin tener en cuenta que la justicia no ha dicho todavía su última palabra.
En este mar de conflictos se añadió en enero de 2016 un elemento más de confrontación tras saltar a la palestra un pequeño objeto ritual, una cuna de plata —y un conjunto de miniaturas— perteneciente a un belén de finales de los siglos XVI o comienzos del XVII procedente de este monasterio, que sus propietarios actuales pusieron a la venta, de forma ingenua, en Internet por un valor de partida de 10.000 euros, sin calcular lo que se desencadenaría: La cuna fue retirada de la subasta por los mossos, por no haberse notificado la venta a la Generalitat al tratarse de un bien catalogado desde 1994 como bien cultural catalán. Al día siguiente, la policía judicial se la llevó a Zaragoza sin notificarlo al gobierno catalán que exigió saber al Ministerio de Interior el porqué de esa medida radical. Nadie ha respondido todavía, según la consejería.
Pasados los meses y sepultada por otros conflictos relacionados con Sijena (reclamación de 44 objetos depositados en el Museo de Lleida y de las pinturas murales de la sala capitular que se exhiben en el MNAC) la cuna parece olvidada. Pero no para todos.
Según ha podido saber este diario, los propietarios barceloneses de la cuna, descendientes de Pilar Alcalde, la mujer que había ayudado económicamente a las monjas de Sijena, que le habían regalado la cuna en agradecimiento, han llegado a un acuerdo verbal con el gobierno de Aragón para vendérsela. Por eso, la Generalitat les ha recordado —mediante un burofax enviado el pasado 16 de junio— que la administración catalana tiene el derecho preferente de adquisición de la pieza por ser un bien catalán catalogado. En el burofax, la Consejería de Cultura de Santi Vila, ahora de Lluís Puig, les amenaza con multarlos si venden la cuna sin notificarlo con hasta 6.010 euros.
LAMBÁN: “QUE LA JUEZA MUEVA FICHA YA”
Javier Lambán, presidente de Aragón, exigió esta semana a la juez “mover ficha ya" y que "habilite agosto y autorice de inmediato la entrada con escolta policial en el museo de Lleida para recuperar y trasladar las 44 piezas que conserva a Aragón”. La fecha marcada para la entrega expiró, sin éxito, el 31 de julio.
Tras trasladar la cuna a Aragón, se supo que los descendientes de Alcalde se pusieron en contacto con las autoridades aragonesas para conseguir una compensación económica. No querían perderla y se avinieron a pactar una solución. En julio de 2016 la Policía Nacional entregó la cuna a las autoridades aragonesas que, tras presentarla con todos los honores como la primera pieza recuperada del expolio del monasterio, la depositaron en el Museo de Zaragoza, donde continúa, según el propio gobierno aragonés.
“Al final, han salido mejor parados que si la hubieran subastado”, aseguran fuentes cercanas a estos propietarios que matizan que el pago se realizaba, no por la compra, sino por “haberla cuidado todos estos años”, y añaden “que el precio es elevado”.
Tanto la consejería de Cultura de Aragón, que dirige Mayte Pérez, como el Ayuntamiento de Sijena, niegan que hayan pagado nada por la pieza, pero los hijos de Pilar Alcalde han acabado reconociendo a las autoridades catalanas que “existe un acuerdo verbal para venderla, aunque aún no han formalizado nada”.
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