Cuenta la historia de un monje que un día
recibió una orden tajante: debería encontrarse con Dios al otro lado de la
montaña en la que vivía, antes de que se pusiera el sol.
El monje se puso en marcha, montaña arriba.
Pero a mitad de camino se encontró con un pobre hombre herido que pedía
socorro. Y el monje, casi sin detenerse le explicó que no podía pararse, que
Dios le esperaba al otro lado de la montaña, antes de que atardeciese. Le prometió
que volvería para socorrerle en cuanto atendiese a Dios.
Y continuó subiendo hacia la montaña.Horas
más tarde, el monje llegó a la cima de la montaña. Estaba cansado pero
satisfecho porque había llegado antes de que acabara el plazo. Rápidamente se
puso a buscar a Dios, pero Dios no llegaba... Cuando se disponía a volver al
monasterio, encontró una nota que decía: “Hola, soy Dios. No he podido llegar,
porque estaba herido en el camino.” Leyenda eslava.
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