Dos jóvenes, Gabriela Azurduy (13 años, Bolivia) y Audrey Chenynut (17 años, Mónaco), dirigían las siguientes palabras a los delegados presentes en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas a favor de la Infancia, en mayo de 2002:
“Somos los niños y niñas del mundo.
Somos las víctimas de la explotación y el abuso.
Somos niños y niñas de la calle. Somos niños y niñas de la guerra.
Somos las víctimas y los huérfanos del VIH/SIDA.
Se nos niega una educación de buena calidad, así como buenos servicios de salud.
Somos las víctimas de la discriminación política, económica, cultural, religiosa y del medio ambiente.
Somos niños y niñas cuyas voces no se oyen: es hora que nos tomen en cuenta.
Queremos un mundo adecuado a las necesidades de los niños y niñas, porque un mundo adecuado a nuestras necesidades es un mundo adecuado a las necesidades de todos”
(Se puede leer el texto completo en: http://www.unicef.org)
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