Ha habido momentos en que me he sentido avergonzado de ser un hombre, de pertenecer a la raza humana. Me he dejado, sin quererlo, apoderar de un estremecimiento intenso de vergüenza de ser hombre, al ver lo que mis semejantes hacen con sus hermanos.
No puedo contar hechos. Te transmito mis impresiones al ver y palpar los hechos. Hay como cadenas de montañas de dolor acumulado cargadas a la espalda de miles (millones tal vez) de inocentes.
No sé si llego a comunicarte lo que por momentos siento con una claridad meridiana y una intensidad fuertemente aguda.
Pastoral Marista
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