Las tradiciones que dicen relación con los ángeles caídos, de cómo tienen relaciones sexuales con las mujeres, y de la generación de los gigantes no sólo se conocen a través de la literatura enóquica, otros apócrifos, o de ciertos textos del Qumrán. La literatura rabínica también da cuenta de estas antiguas tradiciones. En un midrás de Gn 6,1-4 leemos: “Y sucedió que los hijos de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la superficie de la tierra y les nacieron hijas hermosas. Y vieron los hijos de los “grandes” que las hijas de los hombres eran hermosas, con los párpados pintados, y con colorete, andando con las carnes desnudas, y concibieron pensamientos lujuriosos y se tomaron mujeres de todas las que les gustaron….Samhazai y Azael habían caído del cielo y estaban en la tierra en esos días, y también después de que los hijos de los grandes entraron a las hijas de los hombres y éstas les dieron hijos; ellos son llamados gigantes, de antiguo hombres famosos…” (Tárgum del Pseudo Jonatán, 43-45).
En “Los Pirké de Rabí Eliézer”, por su parte, leemos: “Los ángeles que cayeron desde su lugar santo en los cielos vieron a las hijas de Caín caminar mostrando sus vergüenzas y con los ojos pintados cual rameras, tras ellas se perdieron y de entre ellas tomaron esposas, como está escrito, “vieron los hijos de Dios….” (Gn 6,2). R. Sadoq decía: “De aquellos nacieron los gigantes, de soberbia estatura que andaban metiendo sus manos en todas las rapiñas, violencias y derramamientos de sangre, como está escrito: “Hemos visto a los gigantes … (Num 13,33)” (Cap. XXII).
En estos dos ejemplos se acentúa el aspecto sexual del pecado de los ángeles, cosa que si bien está presente en la tradición enóquica, no es tan central. Todo lo concerniente a la enseñanza de parte de los ángeles de un conocimiento prohibido (como magia, astrología y conjuros) está ausente en estas tradiciones rabínicas.
En “Los Pirké de Rabí Eliézer”, por su parte, leemos: “Los ángeles que cayeron desde su lugar santo en los cielos vieron a las hijas de Caín caminar mostrando sus vergüenzas y con los ojos pintados cual rameras, tras ellas se perdieron y de entre ellas tomaron esposas, como está escrito, “vieron los hijos de Dios….” (Gn 6,2). R. Sadoq decía: “De aquellos nacieron los gigantes, de soberbia estatura que andaban metiendo sus manos en todas las rapiñas, violencias y derramamientos de sangre, como está escrito: “Hemos visto a los gigantes … (Num 13,33)” (Cap. XXII).
En estos dos ejemplos se acentúa el aspecto sexual del pecado de los ángeles, cosa que si bien está presente en la tradición enóquica, no es tan central. Todo lo concerniente a la enseñanza de parte de los ángeles de un conocimiento prohibido (como magia, astrología y conjuros) está ausente en estas tradiciones rabínicas.
Claro esta que el autor usa una tradición popular de carácter mitológico de origen desconocido (¿a partir de los Gigantes o Titanes semíticos?), pero se puede destacar varias ideas mirando el contexto: hay una intención del acorte de años vividos en los listas de genealogía y posiblemente ante el anuncio divino de un máximo de 120 años (Gn 6,3) como castigo, es como si la unión de las hijas de los hombres con los "hijos de Dios" hubiera sido un mecanismo para conseguir la inmortalidad perdida. La consecución del castigo y de la de-generación de la raza humana, que lucha por recuperar lo que ha perdido.Querían asaltar el mundo de Yahveh a base de casar las hijas con los seres del mundo divino: los descendientes ya serían “dioses”. Estamos delante de una “perícopa” aislada, sin conexión con el texto precedente ni el siguiente pero que está inserida aquí por dos motivos: porque forma parte de los mitos de los orígenes y porque está en la cadena de la corrupción creciente, corrupción que llevará al diluvio. Originalmente, el versículo 4 debería estar unido al versículo 2 ya que mantiene una coherencia que en el estado actual del texto viene rota por el versículo 3. Este versículo 3 es la gran aportación del yahwista.
Nacho Padró
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