miércoles, 16 de noviembre de 2011

Principales características del concepto de "religión" según la obra de Schleiermacher

Algunas Notas sobre Schleiermacher
Friedrich Schleiermacher nació en Breslau, Silesia (hoy Polonia). Hijo de un clérigo calvinista. Es posiblemente uno de los teólogos alemanes del siglo XIX de mayor importancia. Proviene de la tradición reformada. Se educó en escuelas moravas y luteranas. Estudió la filosofía kantiana y fue discípulo de Friedrich von Schlegel, un líder del romanticismo en los círculos literarios de Berlín. En 1810 fue el primer teólogo invitado a enseñar en la Universidad de Berlín. Era un ecumenista consumado. Abogó por la unión de las iglesias calvinistas y luteranas en Prusia. Otra gran aportación fue su articulación de una teoría hermenéutica. Para Scheleiermacher, la tarea de la hermenéutica era “entender el discurso tan bien como el autor, y después mejor que él”. Intentó presentar una teoría coherente sobre el proceso de interpretación de los textos. Por ello es considerado el padre de la hermenéutica moderna.
A Schleiermacher se le ha llegado a llamar el  “genio de la filosofía trascendental alemana” (Dilthey) y a la vez el padre de la Filosofía de la Religión cuando esta quiere entender la relación entre religiosidad y ciencia, al considerar la religión como “dependencia absoluta”, “sentido de lo absoluto”, “Sentido de lo infinito” o “intuición o sentimiento del Universo”, aunque eso representa una vuelta romántica a lo religioso ya que en oposición al voluntarismo, que reduce la religión a la moral, y al racionalismo, que convierte a la religión en metafísica o en religión de la razón, Schleiermacher destaca la importancia del sentimiento y de la vivencia íntima de la religiosidad. Lo religioso constituye una esfera propia e independiente; la filosofía de la religión es primordialmente filosofía de lo religioso
            Presentó una alternativa teológica al racionalismo kantiano. Frente al dogmatismo de la iglesia intentó relacionar el romanticismo con la teología. En diálogo con Kant, negó que fuera posible conocer a Dios por medio de la razón. El lugar para conocer a Dios era la ética y la moral. Cuestionó la ética como el lugar para el conocimiento de la deidad y la supeditó a la religión.

Concepto de "religión" para Schleiermacher
Para Schleiermacher, el camino al conocimiento de la deidad era el sentimiento de total dependencia en la deidad y la intuición. En su obra más importante, Compendio de la fe cristiana según los principios de la Iglesia evangélica (2 vols., 1821-1822), definía la religión como el sentimiento de dependencia absoluta: dependencia del ser (entidad finita) respecto del Infinito o Dios. El pecado nace de la incapacidad para distinguir esa dependencia absoluta (respecto a Dios) de la dependencia relativa (con el mundo temporal). Así definió la religión como “el sentimiento e intuición del universo” y entendía el cristianismo como “el sentimiento y la dependencia de Dios”. En su obra Discurso sobre la religión, Schleiermacher intenta demostrar que la religión es una dimensión constitutiva del hombre y por tanto debe tener un puesto central en su formación y en su cultura: “Esta es mi forma de pensar acerca de estos temas. Dios no es todo en la religión sino uno de los elementos, y el Universo es más; tampoco podéis creer en él arbitrariamente o porque lo queréis utilizar como consuelo y ayuda, sino porque debéis. La inmortalidad no ha de constituir ningún deseo si ella no ha sido previamente una tarea que vosotros habéis realizado”.
El contexto en el que Scheiermacher escribe sus “Discursos” sobre la religión se da a finales del siglo XVIII, época en la que él había entrado en contacto con los representantes y principales enunciados del primer romanticismo, el cual ha sido considerado como un cuestionamiento radical del proceso de racionalización de la cultura moderna. En tal sentido, el romanticismo se presentó como el adversario natural de la ilustración, oponiendo el sentimiento a la razón, la cual empobrece al hombre y lo reduce a una de sus dimensiones: “El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona”. (Holderlin).
La religión es definida por Schleiermacher como una intuición o sentimiento del Universo o de lo Infinito: “Aceptar cada cosa particular como una parte del Todo, cada cosa finita como una expresión del Infinito, en eso consiste la religión”. Pero el autor quiere individuar el momento religioso en su pureza, en expresión típicamente romántica, la religión viene definida como “sentido y gusto por lo finito”.
Por este motivo se puede decir que la religión sería para Schleiermacher aquella instancia que es capaz de dar verdadera universalidad al espíritu humano, toda religión aspira a algo que está fuera y por encima de la humanidad, el Universo, lo Infinito, lo Eterno, el Uno y Todo. Así la religión brota de la relación de lo finito con lo Infinito, pues implica reconocer a todo lo particular como una parte del Todo y adquiere un papel y una dignidad central quedando la metafísica y la moral subordinadas a ella (la religión actúa como principio unificador y animador): “la religión es el primer nacimiento de la conciencia del hombre”. Y no sólo se acredita como una disposición natural del hombre, sino que se convierte en aquella fundamental, la única capaz de orientar y armonizar la vida espiritual. El problema es que una visión tan central de la religión , como modelo universal, sólo es posible siendo libre de vínculos dogmáticos y tradiciones. Hay que tener en cuenta que entendía la religión como una dependencia absoluta de la deidad como ya hemos referido.
La religión no podía ser estudiada correctamente ni por la filosofía racionalista de la Ilustración, ni por los dogmas eclesiásticos. El sentimiento y la intuición eran los mejores caminos para relacionarse con la deidad. En su obra Soliloquios planteaba que “tantas veces como vuelvo mi mirada hacia adentro de mi ser más íntimo estoy en el campo de la eternidad”. Por lo tanto, la experiencia piadosa y mística de los creyentes es lugar de reflexión teológica. La teología por lo tanto tenía un nuevo lugar teológico, el sentimiento y la intuición humana. El sentimiento y la intuición eran la labor de la teología. El concepto sentimiento era una dependencia absoluta en la deidad. Y este era “la esencia de la piedad, idéntica consigo misma”. Es decir, era el estar en relación con Dios. No identificaba la experiencia con la subjetividad. Entendía que el sentimiento era ese lugar donde el yo aprende del Yo divino

Conclusiones
Parece que la idea central de Schleiermacher es, primero, echar por tierra todos los antiguos conceptos en los que se tenia a la religión, afirmando que la religión no es ni metafisica ni moral y no tiene nada que ver con ninguna de estas dos. No hay relación - tan solo externa quizá - entre metafísica, moral y religión.  Destruyendo estas antiguas ideas se dedica a describir lo que para él (y para su época  influenciada por el romanticismo) es la religión: Intuición del universo. El reconocimiento de que detrás de todos los fenómenos naturales, del orden universal, de la individualidad de las personas, de las leyes que gobiernan el mundo existe un espíritu que gobierna todo, una gran unidad que subyace detrás de todo lo existente, algo grande, Universal e Infinito.
Respecto a su filosofía de la religión, Schleiermacher rechaza la teología racional, en cuanto el objeto de la teología es Dios como el Incognoscible. El conocimiento humano sólo conoce distinguiendo los contrarios, y Dios es la misma indiferencia de todos los contrarios. Tampoco le es válida la teología revelada, ni la moral, con base en Kant, con lo que deja muy mal parada la teología del momento. De hecho, la teología es una labor imposible para él, lo único que queda es hacer filosofía de la religión. Schleiermacher no especula sobre Dios, sino sobre la religión. ¿Y cómo lo va a hacer? Diciendo que la religión no se funda en el conocimiento, ni en la voluntad, ni siquiera en la convicción moral. Sólo puede fundarse en el sentimiento. La filosofía de la religión de Schleiermacher es filosofía del sentimiento religioso. La religión nace del sentimiento de dependencia absoluta. El hombre se siente absolutamente insuficiente. Dios es el ser del que dependemos, el que sostiene nuestra radical insuficiencia. No sabemos si es personal o impersonal, natural o sobrenatural; lo único que nos es dado es esta nuestra absoluta dependencia captada mediante el sentimiento religioso, en el cual va implicado todo el ser del hombre. La religión es, pues, competencia exclusiva del sentimiento. Los dogmas no pertenecen al contenido religioso.

Nacho Padró

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