lunes, 15 de julio de 2024

La historia de Carlo Acutis, el primer santo "influencer" de la iglesia católica

 ¿Están cambiando los tiempos? Es la pregunta con la que muchos reciben la noticia de que el joven cristiano Carlo Acutis, fallecido de leucemia en el año 2006, pronto será canonizado. Pasará así a ser considerado santo de forma oficial por la Iglesia Católica, y será el primer millennial en conseguirlo. 

Se trata de una práctica tan antigua como la propia religión, un acto que pretende reconocer la ejemplaridad de un cristiano fallecido que destacó en vida por sus virtudes en relación a Dios. Probablemente por este motivo es común que asociemos la canonización con figuras bíblicas o mártires, pero esto cambiará gracias a Acutis, cuya canonización fue aprobada el lunes 1 de julio de 2024 por un Vaticano liderado por el papa Francisco. La fecha concreta todavía está por determinarse.

Se unirá así a una lista de nombres tan reconocidos como el papa Juan Pablo II, Hildegarda de Bingen o Maria Teresa de Calcuta, y aproximadamente 10.000 personas más a lo largo de la historia. 

UN MILLENNIAL SANTO: ¿QUIÉN ERA CARLO ACUTIS?

Reconocido como "el influencer de Dios", Carlo Acutis fue un joven de origen italiano nacido en Londres, Inglaterra, en el año 1991. Desde pequeño mostró un gran interés por el catolicismo y en particular por la Eucaristía, a pesar de que su familia no lo practicaba de forma estricta. Sin embargo, su fe y su entusiasmo llevaron a su madre a asistir de nuevo a misa casi a diario, inspirada por la devoción del niño.

Más allá de la religión, Carlo tenía otras aficiones como el fútbol, los videojuegos o la informática. Así, ya como adolescente, Carlo utilizó sus habilidades en programación para crear una página web donde documentaba los milagros eucarísticos​ y apariciones de la Virgen María a nivel internacional que hubieran sido aprobados por la Iglesia.

Tomó muy en serio su proyecto, que vivía como un propósito para utilizar la tecnología para hacer el bien. Por ello, y por pertenecer a la generación Y, más conocidos como millennials, los seguidores de la fe cristiana lo han bautizado como el santo patrón de Internet. 

Tal y como su familia ha relatado durante décadas, el comportamiento de Carlo era muy especial: no sólo era una persona devota, sino también caritativa, piadosa y generosa, hasta el punto de marcar profundamente la experiencia de terceras personas respecto a la fe cristiana. 

No obstante, su corta vida se vio truncada cuando fue diagnosticado con una leucemia de tipo M3 durante el verano de 2006, muriendo a la edad de 15 años tan solo unos meses después en Asís. 

LOS TESTIMONIOS DE SU LEGADO

Más allá de sus hazañas en Internet, que cautivaron a una gran multitud de personas alrededor de todo el mundo, las virtudes de Carlo empezaron a llegar poco después de su muerte. Muchos creyentes oraban al venerable Acutis para pedirle que resolviera sus problemas de salud. 

 

Carlo Acutis
SIMON ROUGHNEEN / ISTOCK

Santuario al Beato Carlo Acutis.

Así empezó su camino para ser declarado beato, después de que el papa reconociera su primer milagro en el año 2020. Este tuvo lugar en una capilla de Brasil 10 años antes, donde un niño enfermo de páncreas anular rezó para dejar de vomitar constantemente, un síntoma de su dolencia. Poco después, los médicos confirmaron que su enfermedad se había curado. 

Su segundo milagro, y el que le concederá la canonización, tiene que ver con la recuperación de una joven costarricense que sufrió un traumatismo craneoencefálico tras un grave accidente de bicicleta, quedando en un estado crítico. La madre de esta joven viajó a Asís para visitar la tumba de Carlo y rezar por la recuperación de su hija. Al poco tiempo, esta empezó a mostrar señales de mejoría. 

Para que un suceso pueda considerarse un milagro tiene que poderse demostrar, a ojos de la Iglesia Católica, que la única forma de que ocurriera ha podido ser una intervención divina. En casos médicos, el Vaticano convoca a un comité de médicos que evalúan si la enfermedad era incurable y aun así, tras la oración, los pacientes se han curado repentinamente.

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