desde tirar una moneda en la Fontana di Trevi, hasta dar golpes con un bastón a un tronco con cara en Cataluña durante la Navidad, sin olvidar, por ejemplo, compartir el mate en el Cono Sur o decorar con adornos coloridos los féretros en Ghana.
Múltiples ejemplos alrededor del mundo constatan que los ritualesforman parte de la naturaleza humana, pero... ¿Acaso sabemos cuál es el más longevo de ellos?
Un nuevo estudio parece haber dado con la respuesta: en la cueva de Cloggs, en los Alpes Victorianos, al sureste de Australia, un equipo de investigadores de la Corporación Aborigen de Tierras y Aguas de Gunai-Kurnai (GLaWAC RAP) y de la Universidad de Monash ha descubierto evidencias arqueológicas de prácticas culturales aborígenes que datan de hace 500 generaciones; es decir, de unos 12.000 años. Por lo tanto, constituyen la prueba de ritual más antigua registrada hasta la fecha
Los hallazgos se han publicado en la revista Nature Human Behaviour y coinciden con las descripciones realizadas en el siglo XIX, durante trabajos etnográficos centrados en esta región. Ahora, por su parte, los expertos buscan ir más allá de lo puramente arqueológico y reconstruir la historia para comprender mejor las costumbres de los antiguos ancestros de Gunai-Kurnai, el pueblo aborigen que todavía habita el territorio.
¿DE QUÉ ELEMENTOS SE COMPONÍA ESTE RITUAL?
En las sociedades sin escritura, la transmisión oral de patrimonio inmaterial funciona de forma similar a como lo hace el clásico juego del teléfono: a medida que avanza a través de la línea generacional, los miembros del grupo van añadiendo nuevos conocimientos o alterando la información, por lo que dar con su esencia resulta una tarea verdaderamente compleja.
Sin embargo, la arqueología se erige como una disciplina capaz de resolver esta problemática y arrojar luz sobre los orígenes de, en este caso, una práctica ritual que se ha mantenido a lo largo de milenios. Al descubrir materiales que no podrían haber sido vistos y copiados posteriormente -porque fueron localizados en las profundidades de una cueva aislada-, los arqueólogos han hallado un tesoro de gran valor etnográfico.
La evidencia está formada por dos palos hechos de madera de Casuarina (un árbol originario de Australia), untados con tejido graso (normalmente de humano o de canguro), que eran colocados en una hoguera mediana durante poco rato, y que, con el tiempo, quedaron enterrados por milenios, hasta que el equipo los encontró en un proyecto de excavación en 2020.
Los expertos indican que en la literatura etnográfica del siglo XIX, escrita por el antropólogo y explorador Alfred Howitt, ya aparecen referencias a este tipo de "chimeneas". Pero ahora, gracias a las pruebas físicas, es posible saber que se remontan al final de la última Edad de Hielo. "Que estos artefactos sobrevivan es simplemente increíble. Nos están contando una historia. Han estado esperando aquí todo este tiempo para que aprendamos de ellos", señaló el profesor Bruno David, uno de los principales autores del estudio, en un comunicado.
UN RITUAL DE CURANDERISMO EN LA CULTURA GUNAI-KURNAI
Los rituales activan nuestros sistemas de creencias: "transmiten y representan aquellos valores y órdenes que mantienen cohesionada una comunidad", tal y como señala el filósofo contemporáneo Byung-Chul Han en La desaparición de los rituales (2019). Así, estudiar cómo y por qué se originaron es clave para comprender mejor, en la actualidad, los vínculos y jerarquías de un grupo social.
Gracias a las investigaciones anteriores y a la participación de los Gunai-Kurnai en este proyecto, se sabe que las evidencias corresponden con un ritual protagonizado por un mulla-mullung, un curandero o curandera (posición de elevado estatus en la comunidad), que al extremo del palo antes mencionado colocaba algo perteneciente a una persona enferma, para luego cantar su nombre hasta que el palo cayese por la inercia del fuego.
"Esta práctica todavía existe", indicó Howitt en sus estudios, realizados en 1887. Un año más tarde se cumpliría un siglo desde que los colonos británicos llegaron a lo que hoy es Australia, destruyendo a su paso milenios de conocimiento preservado por la población aborigen, la cual actualmente representa apenas un 3,8% de la población del país, de acuerdo con el censo de 2021. "Nuestra conexión con el pasado casi se perdió cuando nuestra forma de vida tradicional se vio interrumpida por el asentamiento de los europeos", cuentan los Gunai-Kurnai en su web.
Así pues, este hallazgo no solo abre la puerta a recuperar parte de su historia, sino que al mismo tiempo es un excelente ejemplo de cómo debería funcionar una asociación entre las instituciones líderes en investigación y las comunidades aborígenes en Australia: tal y como señaló el tío Russell Mullet, gerente de GLaWAC RAP y anciano de GunaiKurnai, "es solo cuando se combinan las técnicas científicas occidentales con nuestro conocimiento tradicional que toda la historia puede comenzar a desarrollarse".
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