durante mucho tiempo, Berenice Troglodityca, un antiguo puerto situado en la costa occidental del mar Rojo, fue una de las ciudades egipcias más prósperas de de la región. Fundada por Ptolomeo II en el siglo III a.C., Berenice era el punto de llegada de mercancías procedentes de todo el Mediterráneo, e incluso de lugares mucho más lejanos. Hasta la ciudad llegaban productos exóticos (pimienta, piedras semipreciosas, telas, marfil...) hasta que hace unos dos mil años (hacia 220 y 200 a.C.) la ciudad fue abandonada de manera misteriosa, antes de volver a ser repoblada y pasar a formar parte del Imperio romano. ¿Qué ocurrió en Berenice? En el año 2021, el arqueólogo Marek Woźniak, del Instituto de Culturas Mediterráneas y Orientales en Varsovia, y James A. Harrell, profesor emérito de Geología en la Universidad de Toledo, Ohio, publicaron un estudio en la revista Nature en el cual sugerían que la causa del precipitado abandono de Berenice pudo haberse debido a una catastrófica erupción volcánica, posiblemente producida en el otro lado del mundo, la cual provocó en Egipto una sequía severa.
LAZOS COMERCIALES ENTRE ROMA Y LA INDIA
En la actualidad, los trabajos de excavación llevados a cabo por un equipo de arqueólogos polaco-estadounidense en el antiguo puerto marítimo egipcio de Berenice Troglodytica han sacado a la luz un hallazgo sorprendente: una magnífica estatuilla de Buda datada en el siglo II a.C. Según ha declarado el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto en un comunicado, este increíble descubrimiento confirmaría, sin ningún género de dudas, la existencia de vínculos comerciales entre el Imperio romano y la India.
Los trabajos de excavación llevados a cabo por un equipo de arqueólogos polaco-estadounidense han sacado a la luz una magnífica estatuilla de Buda.
La estatuilla, de 71 centímetros de altura, a la que le faltan las extremidades de la parte derecha, representa a Buda de pie, vestido con un manto que sujeta con su mano izquierda. Un halo rodea su cabeza, representando los rayos del Sol, que simbolizan la irradiación de sus pensamientos (según la iconografía budista estos se representaban con diferentes colores: azul, amarillo, rojo y blanco) y, junto a él, surge una flor de loto.
Marius Goyazda, jefe de la misión arqueológica polaca, ha explicado que la estatuilla descubierta se esculpió en un tipo de piedra que pudo haber sido extraída de una región situada al sur de la actual Estambul, en Turquía, aunque tampoco descarta que hubiera sido tallada en Berenice para ser dedicada a un templo de la ciudad por algún rico comerciante indio. Por aquel entonces, Egipto se encontraba "en el corazón de la ruta comercial que unía el Imperio romano con muchas regiones del mundo antiguo", recalca Mustafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. Y la estatua de Buda recién descubierta así parece confirmarlo.
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