En ese templo estaba la Kaaba, un cubo que contenía la Piedra Negra, que se creía que había caído del cielo en tiempos inmemoriales. El lugar mismo era visto como el punto de intersección entre lo divino y lo humano, la puerta que comunicaba el cielo con la tierra, la ventana por la que había caído la piedra celestial. En Arabia se reverenciaban otras piedras, pero ésta era la principal y una vez al año los beduinos iban en procesión a rendirle culto.
La ciudad de la Meca en una miniatura persa del siglo XIX.
Foto: Wikimedia Commons
Con el tiempo La Meca se convirtió en un importante enclave comercial , donde confluían las rutas que unían los mercados de África, la India, el Mediterráneo occidental y Medio Oriente. De la ciudad salían dos grandes caravanas: una hacia el sur, en invierno, y otra hacia el norte, en verano.También llegó a ser un oasis de paz para las tribus beduinas, siempre enfrentadas entre sí, pues se prohibió a cualquier peregrino o mercader hacer uso de la violencia en La Meca o sus alrededores.
LA RECONVERSIÓN DE LA KAABA Cuando Mahoma empezó su predicación monoteísta en La Meca, las autoridades de la tribu de los quraysíes, que dominaban la ciudad, se alarmaron por el peligro que ello representaba para las peregrinaciones, hasta el punto de que el Profeta hubo de huir en 622. En 630 volvió triunfalmente de su «hégira» (emigración) y destruyó los ídolos que se guardaban en su templo. Sin embargo, no abolió todas las tradiciones preislámicas. La Kaaba se conservó, por considerarse que había sido fundada por Adán y reconstruida por Abraham y su hijo Ismael. En vez de las múltiples peregrinaciones anteriores, Mahoma impuso que los musulmanes debían intentar realizar, al menos una vez en la vida, un viaje a la Ciudad Sagrada, el hajj.
Las peregrinaciones a La Meca se convirtieron en uno de los más importantes lazos de unión del mundo musulmán . En efecto, conforme el Islam fue expandiéndose se creó el darb al-hajj, el camino del hajj, que no era sino el conjunto de rutas conectadas entre sí que conducían a La Meca a partir de todos los puntos del mundo islámico, desde el Magreb y Turquía hasta Irán o Indonesia. Estos caminos contaban con lugares para hospedarse y descansar, y eran mantenidos y salvaguardados por las autoridades de cada territorio, pues los jefes políticos de cada zona estaban obligados a facilitar el viaje de los peregrinos.
Se viajaba en caravanas que a su salida eran despedidas con canciones y a su regreso eran recibidas por una comitiva que se desplazaba hasta la frontera de la provincia para ir a su encuentro. Las caravanas se unían en determinados puntos, en las intersecciones de los caminos, y a partir de ahí debían avanzar juntas por motivos de seguridad. La turca, por ejemplo, se fundía primero con la de al-Sham (Damasco) y después con la jordana y con la palestina. Además de peregrinos y mercaderes, de estas caravanas formaban parte comitivas de grandes dignatarios, califas y sultanes, que llevaban consigo tropas y grupos de músicos. Los viajes solían ser largos, por lo que se transportaba comida, agua y lo necesario para acampar allí donde no hubiese una hospedería.
Tras conquistar La Meca en 630, Mahoma se dirigió a la Kaaba para destruir todas las imágenes de los dioses. La tradición cuenta que el Profeta hizo que su yerno Alí se subiera a sus hombros para derribar las estatuas que estaban en lo alto, como muestra esta miniatura persa del siglo XVI.
Foto: Wikimedia Commons
Para el peregrino el hajj comenzaba con la niyya, el momento en el que, mirando hacia La Meca, declaraba su intención de realizar el viaje.Tras ello venían las despedidas y el inicio del periplo que, dependiendo del lugar del que se procediese, podía durar días o semanas.Todos entraban en La Meca el octavo día del dhu al-hijja, el último mes del calendario musulmán.
Antes de llegar a su destino, el peregrino adoptaba el ihram o estado sagrad o: repetía la niyya, se lavaba y vestía las ropas de los rituales, dos prendas blancas sin costuras. Bajo el ihram estaba prohibido afeitarse, cortarse las uñas, usar perfumes, insultar, enfadarse, entrar en luchas o discusiones, mantener relaciones sexuales o buscarlas, decir obscenidades, contraer matrimonio, matar animales y arrancar plantas. Por todo ello, el camino era tranquilo y austero, aunque los días de marcha fomentaban la conversación, la convivencia y el inicio de amistades.
ITINERARIO DEL PEREGRINO El ritual seguido por el peregrino en La Meca no ha variado con el paso del tiempo. Lo primero que se hacía al entrar en la ciudad era ir a la Gran Mezquita y dar siete vueltas alrededor de la Kaaba , en sentido contrario a las agujas del reloj y rezando (cada vuelta se denomina shawt, y las siete se llaman tawaf).Tras besar la piedra, los peregrinos emprendían el saay, un recorrido entre los montículos de al-Safaa y al- Marwah que se repetía siete veces y que reproducía el que hizo Agar –la esposa de Abraham en la tradición islámica– buscando agua para su hijo Ismael, hasta que Dios le habló. Luego se bebía el agua sagrada del Zamzam, el pozo que apareció a los pies de Ismael tras las súplicas de Agar, y se recitaba la talbiya, una oración en la que el peregrino declaraba que estaba haciendo el hajj para honrar a Dios.
Mezquita de la Meca con la Kaaba en el centro del patio. El recinto fue ampliado y embellecido en la década de 1960. Los peregrinos rezan en el recinto durante el hajj, 29 de junio de 2022.
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Tras el rezo el peregrino se retiraba a Mina, donde acampaba, rezaba y pasaba la noche. El noveno día del dhu al-hijja iba al monte Arafat y allí rezaba, leía el Corán y pedía perdón por sus pecados. Al caer el sol bajaba a Muzdalifah para pasar la noche orando o durmiendo. Antes de que amaneciese los peregrinos iban a Mina, donde tres piedras representaban los lugares en los que Abraham había sido tentado por el demonio cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac por orden de Dios. Allí lanzaban piedras –siete cada uno– contra estos pilares, mostrando su rechazo a Satanás y su renuncia a los ritos politeístas. Después sacrificaban un cordero, como hizo Abraham, y comenzaba la fiesta de Eid ul-Ahda.Tras los festejos se completaba el ritual de dar siete vueltas alrededor de la Kaaba.
Muchos iban luego a Medina para visitar la tumba del Profeta , y algunos completaban el triángulo sagrado desplazándose hasta Jerusalén.Al regresar a casa, llevando consigo presentes de los lugares santos y agua sagrada del Zamzam, el peregrino se había ganado el respeto de su familia y de su comunidad; en adelante sería llamado hajji si era hombre y hajja si era mujer.
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