Un hombre camina por una playa cubierta de millones de estrellas de mar que mueren al darles el sol.
Cada vez que da un paso, recoge una estrella y la echa al mar. Un amigo que lo observa le dice: «¿Te das cuenta de que hay millones de estrellas de mar en la playa? Por loables que sean tus esfuerzos, no cambian nada». Y el hombre, al tiempo que echa otra estrella al agua, le contesta: «Sí, para ésta cambia algo».
Así pues, lo que importa no es la enormidad de la tarea, sino la magnitud de nuestro valor.
Matthieu Ricard
EN DEFENSA DE LA FELICIDAD
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