“Qué bien se está aquí,
hagamos tres tiendas”.
Humana disposición
a echar raíz en lo apacible.
Pero hay que volver
a la brega diaria.
Hay que volver,
una y otra vez,
al amor aterrizado,
a la intemperie,
a los caminos
que recorremos
cargados de nombres
y de preocupación
cotidiana.
Hay que volver
a las encrucijadas
donde toca optar,
renunciar
y elegir;
a los días intensos,
de búsquedas,
ojeras,
anhelos
y horas estiradas.
Hay que volver
a los días grises,
a las preguntas,
al no saber,
a la inseguridad
reflejada en un espejo,
a la tenacidad
y a la resistencia.
Hay que volver
a lo acostumbrado;
pero no con desgana
o arrastrando la existencia
y el ánimo,
sino con la gratitud
y la esperanza
por banderas.
José María Rodríguez Olaizola SJ
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