No siempre me levanto al amanecer y observo a Dios, ni me despierto constantemente con un corazón alado y doy gracias por otro día de amor.
Hay momentos en que las alas de mi corazón permanecen plegadas; sin embargo, la oración sigue sucediendo en mí.
Hay mañanas en las que simplemente me siento en silencio tratando de recordar algunas de las cosas que necesitan elevarse en mí:
• Tolerancia para aquellos que no están de acuerdo conmigo.
• Rechazo a juzgar a otros.
• Deseo de perdonar.
• Mayor esfuerzo por vivir con un corazón no violento.
• Pensamientos amorosos hacia aquellos a los que no les caigo bien.
• Un espíritu tranquilo y esperanzado en medio de mis ansiedades.
• Disciplina en mi oración personal diaria.
• Atención y fidelidad en mi trabajo diario.
•No aceptación de la injusticia en nuestro mundo.
Cuando recuerdo todo cuanto ha de elevarse en mi vida, las alas de mi corazón comienzan a desplegarse lentamente.
¡Te alabo de todo corazón, dador de la mañana!
Macrina Wiederkehr
LAS SIETE PAUSAS SAGRADAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario