Tu que fas que el temps s'aturi
Tu que fas que el mon tremoli
Tu que has fet que m'enamori
encara que jo no vulgui.
I tu que no has pogut
veure el que jo he volgut,
un futur al teu costat
és un somni que em te encantat.
Em perdo en la teva mirada
però és el que més m'agrada
Llavors recordo que no em mires
i el meu cor es torna a fer miques
Tu ets la que has fet
que cada matí estigui dret
i jo vull que per les nits
amb mi estiguis encreuant els dits,
Blog para la muestra y reflexión sobre el Misterio mediante mayéutica socrática.
domingo, 31 de marzo de 2019
martes, 26 de marzo de 2019
Cómo los hombres llegaron a dios
La idea de un dios todopoderoso que vigila desde arriba a los humanos y sanciona a los que se desvían de la norma surgió después de que estos dejaran la tribu por tipos de sociedad más complejos. Esa es la principal conclusión de un amplio estudio que revisa la emergencia de las sociedades complejas y la idea del dios moral. Desde los antiguos egipcios hasta el Imperio Romano, pasando por los hititas, los dioses morales no entran en escena hasta que las sociedades no se hacen realmente grandes.
La creencia en lo sobrenatural es tan antigua como los humanos. Pero la idea de un ser omnisciente vigilante de la moral es más reciente. Antes de las revoluciones neolíticas, de la emergencia de la agricultura y las primeras sociedades, los humanos vivían en grupos relativamente pequeños basados en el parentesco. En la tribu todos se conocían y debía ser difícil tener una conducta antisocial sin que a uno lo pillaran. El riesgo de ser señalado, castigado o expulsado del grupo bastaba para controlarlo. Pero a medida que las sociedades se fueron haciendo más complejas, las relaciones con extraños al clan crecían y, a la par, las probabilidades de escapar a la sanción. Para muchos estudiosos de las religiones, la aparición de un dios moral que todo lo ve hizo de pegamento social, facilitando la emergencia de sociedades cada vez más grandes.
"Pero lo que hemos visto es que los dioses moralizantes no son nada necesarios para que se establezcan sociedades a gran escala", dice el director del Centro para el Estudio de la Cohesión Social de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y coautor del estudio, Harvey Whitehouse. "De hecho, solo aparecen después del fuerte aumento inicial de la complejidad social, una vez que las sociedades alcanzan una población de alrededor de un millón de personas", añade.
El estudio usa 55 variables para medir la complejidad social de 414 entidades políticas
Junto a un amplio grupo de científicos, el antropólogo británico ha analizado 414 entidades políticas surgidas desde el Neolítico. En la base de datos, recogida en el proyecto Seshat, hay desde ciudades Estado como Ur hasta la confederación vikinga de Islandia e imperios como el inca o el aqueménida. Para medir su complejidad, usaron hasta 55 variables diferentes, como la existencia de una estratificación y jerarquía social, si existían la propiedad privada y la capacidad de transferirla, desarrollo de la agricultura o de un ejército.
Sus resultados, publicados en la revista Nature, muestran que, para cuando aparecieron los dioses morales, la mayoría de las sociedades ya eran muy complejas. De hecho, las entidades políticas estudiadas muestran un aumento medio de su complejidad social hasta cinco veces mayor antes de la llegada de estos dioses que después. Es solo entonces cuando el dios moral cumple una función social: "Quizá se deba a que, llegados a este punto, las sociedades son tan grandes que se vuelven vulnerables a las tensiones internas y el conflicto. Los dioses moralizantes podrían ofrecer una vía para que las sociedades siguieran prosperando a pesar de tales tensiones, haciendo que todos cooperasen para evitar ofender a un poder superior atento a nuestro comportamiento hacia los demás y del que se pensaba que castigaba a los transgresores", apunta Whitehouse como posible explicación.
Las primeras ideas de un dios moral surgen en el antiguo Egipto, con la figura de Maat, la hija del dios Ra. Eso fue en torno al 2800 antes de la era actual, posterior varios siglos a que las primeras ciudades del valle del Nilo se unificaran. Le sigue en la lista temporal, Shamash, el dios sol que todo lo ve, del Imperio acadio, medio milenio posterior a que emergieran las civilizaciones mesopotámicas. El mismo patrón se observa con la deidad china Tian o los diversos dioses del reino de Hatti, en Anatolia. Ya en el primer milenio antes de esta era aparecieron el mazdeísmo o zoroastrismo, el judaísmo y, ya en la presente, el cristianismo o el islamismo. Todas son religiones con dioses morales surgidas o evolucionadas en sociedades ya consolidadas.
Los primeros dioses morales aparecen en el antiguo Egipto, en Mesopotamia, Anatolia y China
El estudio muestra, sin embargo, que puede haber sociedades altamente complejas sin un dios moral. Eso no significa que no castigaran a los humanos, pero lo hacían más por faltar a las obligaciones con las divinidades que por ofender a los otros humanos. La mayoría son americanas o del sudeste asiático.
"Los sacrificios y las normas de género de los aztecas parecen estar centradas más en el mantenimiento [de un orden] universal y la mejora individual que en el establecimiento de unas costumbres religiosamente controladas en el que unos dioses moralizantes amenazan con sanciones a las acciones interpersonales impropias", apunta el arqueólogo de la Universidad de Texas y coautor del estudio, Alan Covey. "Los textos mayas parecen mostrar, al menos en el ámbito de los reyes, que las razias y los sacrificios humanos eran eventos memorables más que actos por los que se pudiera temer una desaprobación moral sobrenatural", añade este arqueólogo experto en los imperios precolombinos, en particular el inca. "Esto encaja con los rasgos generales de la visión del mundo andina y las prácticas de sacrificios locales y estatales del Imperio inca", concluye.
El estudio va incluso más allá y cree encontrar una conexión entre aparición de la escritura y la emergencia de los dioses morales. En nueve de las 12 regiones del planeta analizadas, los primeros registros escritos aparecen una media de 400 años antes que las primeras referencias a los dioses morales. Combinado esto con la ausencia de la idea del dios moral en la mayoría de las culturas orales, "sugiere que estas creencias no estaban muy extendidas antes de la invención de la escritura", opina Whitehouse.
Los dioses de aztecas, mayas o incas no intervienen en la moral de las relaciones humanas
Pero no todos opinan lo mismo. El director del Instituto para la Ciencia de la Historia Humana (Jena, Alemania), el biólogo evolutivo, Russell Gray, mantiene: "Las pruebas de dioses moralizantes son difíciles de encontrar antes de la invención de la escritura, pero eso no significa que no haya ninguna. Los primeros escritos eran principalmente documentos sobre transacciones financieras, no sobre creencias religiosas", añade. Gray, que no ha participado en este estudio, es uno de los mayores defensores de que el castigo divino entendido en un sentido amplio es un precursor de la complejidad política y social. Sin embargo, reconoce, "que los dioses morales son una creación relativamente reciente".
Uno de los mayores investigadores del carácter prosocial de las religiones es el profesor de psicología de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), Ara Norenzayan. Él defiende que lo que se produce es un proceso de retroalimentación entre dios moral y sociedad: "Entre otros factores, los dioses morales ayudan a aumentar y estabilizar el tamaño y la complejidad de la sociedad y, a cambio esta idea [del dios moral] es redistribuida a un mayor número de gente". Para Norenzayan, la prosocialidad de este dios se explica así: "A medida que las sociedades se hacen más grandes y complejas, el anonimato invade las relaciones y debilita la cooperación, a no ser que una serie de instituciones, creencias y comportamientos restrictivos cobre protagonismo. La teoría se basa en la creencia en dios morales vigilantes, por medio de juicios, castigos y recompensas morales, reduce el egoísmo y fomenta la cooperación con los correligionarios extraños".
EL KARMA DEL BUDISMO Y LOS DIOSES NÓRDICOS
M.A.C.
El estudio de Whitehouse ha recibido otras críticas. Una es la extemporaneidad de algunas comparaciones. La investigadora Amaia Arranz Otaegui, experta en la emergencia de la agricultura y las primeras sociedades urbanas en Oriente Próximo y Anatolia, plantea algunas: "No se pueden comparar periodos donde hay fuentes escritas y se conocen las prácticas religiosas con gran detalle, con el Neolítico donde solo nos queda el registro material, que es mucho más limitado". Y añade: ¿quién nos dice que las figuras de diosas que encontramos en Çatalhöyuk (o las Venus del Paleolítico) no constituyeran dioses moralizadores?".
Otra de las críticas que recibe el trabajo es que a la idea de los dioses morales une el concepto del castigo moral en sentido amplio. Hay religiones con una enorme carga moral que, sin embargo, no tienen dioses moralizantes. En ellas, el papel moral lo desempeña una entidad o agente impersonal como es el karma del budismo y similares en el hinduismo o el jainismo.
"El castigo sobrenatural en sentido amplio y los altos dioses moralizantes parecen jugar papeles funcionales similares, solo que el budismo tendió a difundirse al este desde el sur de Asia y las religiones abrahamicas se expandieron al oeste desde Oriente Medio", sostiene el profesor de la Universidad Keio (Japón) y coautor del estudio sobre las sociedades complejas, Patrick Savage.
Pero su trabajo tiene dificultades para catalogar el carácter prosocial de algunas religiones. El caso más llamativo podría ser el de los vikingos. Tenían un panteón completo de dioses celestiales, Odin, Balder, Thor... Pero también creían en infinidad de entes mágicos terrenales que vivían entre los humanos, como ninfas, ogros, brujas...
Un estudio publicado en 2017 sobre la religión y sociedad vikingas quería comprobar si la evolución hacia una sociedad compleja desde los originales clanes nórdicos se había visto influida por la presencia de un dios moral o, como hipótesis alternativa, por la existencia de algún tipo de castigo sobrenatural impersonal.
Comprobaron que los vikingos sí creían sentirse vigilados moralmente, pero solo en determinadas situaciones. "Pero sus dioses no parecían muy preocupados por la moral", comenta el profesor de Arqueología de la Universidad Simon Fraser y coautor de aquel estudio, Mark Collard. Aunque no cree que estos dioses tuvieran un papel central, sí se apostaría "unos cuantos dólares a que la conducta religiosa de los nórdicos ayudó a aumentar la cooperación y, por tanto, la complejidad social".
El Dios-loro
Mientras escribo esto, una noticia científica ha alcanzado los 923 comentarios. Léela en Materia, se titula "Cómo los hombres llegaron a Dios", y explica una investigación de Oxford que atribuye la deidad a la complejidad social, o al abandono de la tribu en pos de un estilo de vida moderno, basado en la cultura, la agricultura y la división del trabajo: funcionarios, militares, pensadores... y curas. La idea es interesante, porque describe a Dios como una construcción cultural humana, a la altura del alfabeto o el teorema de Pitágoras. La investigación viene a confirmar la ecuación de Voltaire: si Dios no existiera, habría que inventarlo. Y eso es lo que hicimos los humanos.
Los neandertales ya enterraban a sus muertos, y eso suele considerarse una evidencia de que tenían alguna forma de religiosidad, como creer en una vida después de la muerte. Pero el Dios del que habla el estudio de Oxford es mucho, mucho más que todo eso: es el vigía de nuestro comportamiento, el guardián de nuestra moral que, subido a nuestro hombro como un loro, nos recuerda en cada momento lo que debemos hacer y lo que no. Ese Dios personal es el que, según los de Oxford, es un producto de la cultura y la civilización. Y también es el Dios al que descartaba Einstein, que en cambio sí se se divertía jugando con la idea del "Dios de Spinoza", que se revela en la armonía de todo lo que existe. Este Dios de Spinoza y Einstein es, en el fondo, la motivación de todo científico, cuya única fe es que el mundo es comprensible mediante la ciencia y las matemáticas. Si el universo fuera un caos no habría ciencia. Ni científicos. Ni curas.
Pero el Dios que vigila nuestra moral, ese Dios-loro que llevamos en el hombro, hunde sus raíces en lo más profundo de la fisiología de nuestro cerebro. Los científicos cognitivos han hallado evidencias convincentes de que el Dios-loro es nuestra forma automática e innata de pensar. Si un reloj revela la existencia de un relojero, un ser vivo revela la de un creador, o un Creador, siguiendo la parábola decimonónica del reverendo Paley. El joven Darwin, que se licenció en teología en Cambridge, se sabía casi de memoria el libro de Paley, Teología Natural, y se lo llevó en su travesía del H. M. S. Beagle. La obra de referencia de Darwin, El origen de las especies, se puede considerar una refutación punto por punto del libro de Paley y la metáfora del relojero.
Los seres vivos somos en verdad obras de ingeniería, pero el Ingeniero no es más que la evolución, un mecanismo natural poderoso y dedicado a la adaptación al ambiente local. La ciencia no puede demostrar que no hay Dios. Pero sí que no hay un Dios loro. Eso es una construcción cultural, y no está resultando de mucha ayuda en nuestro tiempo.
Esto es todo lo que está haciendo el ser humano para lograr la inmortalidad
- El ser humano ha invertido siglos en desarrollar un sistema que le permita burlar a la muerte.
- Entre los intentos más descabellados está el de coser a distintos donantes testículos de mono.
- En la actualidad, se apuesta por la congelación de los cuerpos para ser "revividos" más adelante.
Esta es la transcripción del video.
Lo cierto es que vas a morir. Todos lo haremos. Esto es porque, a diferencia de la tos ferina o de la faringitis estreptocócica, la muerte no tiene cura. Pero gracias a los últimos avances médicos estamos mucho más cerca que nunca de encontrar una. De hecho, algunos expertos predicen que podremos vivir hasta un 20% más en los próximos 100 años. Eso significa que los niños de ahora podrán vivir hasta los 145 años. ¿Y qué pasa con la inmortalidad? Bueno, incluso eso es ahora discutible.
La historia está llena de inusuales intentos de desafiar a la muerte. En 1920, por ejemplo, un científico ruso pensó que podría prolongar la vida humana cosiendo un trozo de testículo de mono a un humano, y el experimento caló entre la gente. Al menos 300 personas se sometieron al procedimiento. Ouch.
Si avanzamos rápido hasta hoy, y vemos que los avances en cuanto a longevidad son mucho más… científicos. Los nuevos medicamentos como la rapamicina, por ejemplo, pueden aumentar la esperanza de vida de los ratones hasta en un 30%. La rapamicina actúa ralentizando el crecimiento de ciertas células que contribuyen al envejecimiento. Los expertos producen que probablemente tendría un efecto similar en los seres humanos, añadiendo hasta 15 años a nuestra esperanza de vida actual. Pero incluso, si las sustancias como la rapamicina funcionan, no hay forma de asegurarte de que tu corazón no se pare de repente antes de ese momento. O tal vez sea tu hígado. Bueno, hay una solución para eso también. Solo imprime uno nuevo. En 2013, unos científicos llenaron todos los titulares cuando imprimieron en 3D el primer riñón funcional. Y ya en 2018, la tecnología había avanzado hasta el punto en que ya se estaban imprimiendo córneas humanas con una tinta hecha de células madre.
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A este ritmo, la tecnología pronto podría aumentar la esperanza de vida media mundial de 72 a 86 años, y la edad máxima posible alrededor de los 145 años. Claro, eso es impresionante. Pero, ¿y si lo que quieres es vivir para siempre? Eso es exactamente lo que proyectos como la ‘Iniciativa 2045’ están tratando de lograr. Para 2045, su objetivo es crear cuerpos humanos tan extraordinario que, en teoría, podrían durar para siempre.
Pero su objetivo depende de algo que es casi imposible de adquirir: un mapa del cerebro humano. Hasta ahora, los científicos solo han mapeado el cerebro de un gusano, que tiene alrededor de 86 mil millones menos de neurona que el nuestro. Y así, podríamos tomarnos generaciones, no décadas, para transferir la psique humana a un robot. Pero empresas como KrioRus apuestan a que ese día llegará. Ofrecen congelar tu cuerpo después de morir por 36.000 dólares. Y por la mitad del precio, sólo tu cabeza. La idea es que, un día en el futuro tu cerebro pueda ser descongelado y transferido a un avatar, donde vivirás para siempre. Y si ese día llegara, sólo te queda una pregunta: ¿Realmente querrías hacerlo?
Lo que la enfermedad mental dice sobre lo que significa ser humano
Conocer los últimos avances en neurociencia puede ser fascinante y descorazonador. Hasta hace poco más de un siglo, apenas se cuestionaba la visión del filósofo francés René Descartes que separaba cuerpo y mente. En aquel mundo, las enfermedades mentales eran defectos morales y la libertad o la conciencia dependían de nuestra voluntad o de la de Dios, pero no de la forma en que se organizaban los sesos dentro del cráneo. La experiencia posterior ha mostrado hasta qué punto somos esclavos de la materia.
Uno de los casos que lo demuestran es el de Phineas Gage, un obrero estadounidense del ferrocarril que sobrevivió a un accidente en el que una barra de hierro le atravesó el cerebro. Sus compañeros se alegraron por el regreso improbable de aquel compañero competente y amable, pero pronto se dieron cuenta de que ya no era el mismo. Dejó de llegar a tiempo al trabajo y se volvió agresivo e impaciente. Los daños que había sufrido en el lóbulo frontal, una región que permite gestionar las emociones o planificarse, habían hecho desaparecer para siempre al viejo Gage.
Después de aquel caso, se ha observado en multitud de ocasiones que los daños en áreas del cerebro importantes para procesar las emociones pueden condenar a quien los sufre a la parálisis. Pese a mantener intacta la capacidad de raciocinio, estas personas no pueden elegir. Platón quiso organizar una sociedad en la que mandasen los filósofos, basándose en su razón perfecta y en criterios objetivos, pero no sabía cómo funciona en realidad el cerebro humano. Como explica Johnatan Haidt en La mente de los justos, cuando se adopta una postura, en particular una que involucra nuestra moral, son las emociones las que nos empujan en una dirección. Después, la razón se encarga de justificar una decisión que ya han tomado las tripas.
Trastornos como la esquizofrenia o el autismo pueden levantar inhibiciones y revelar capacidades artísticas
La comprensión de los trastornos cerebrales nos está ayudando a entendernos mejor a nosotros mismos y de eso, en parte, va el último libro del Nobel Eric Kandel, La nueva biología de la mente. El profesor de la Universidad de Columbia (EE UU), uno de los neurocientíficos más prominentes del mundo, recuerda el tiempo en que Emil Kraepelin puso las bases de la psiquiatría moderna buscando el origen biológico de las enfermedades de la mente. En aquellos tiempos, cuando se realizaba una autopsia no era posible identificar los daños físicos que habían provocado una esquizofrenia o una depresión, pero eso ha cambiado con las técnicas de imagen y los análisis genéticos.
“Pese a lo prodigioso que parece, el cerebro es un órgano del cuerpo y al igual que todas las estructuras biológicas está compuesto de genes que lo regulan”, escribe Kandel. El estudio de gemelos idénticos muestra la gran predisposición genética de las principales enfermedades psiquiátricas. Si uno de los hermanos tiene autismo, el otro lo tendrá en el 90% de los casos, en el 70% en el caso del trastorno bipolar y en el 50% en la esquizofrenia. Sin embargo, como reconoce el propio Kandel, aún queda mucho para identificar los genes implicados y conocer su papel y sus interacciones con el medio ambiente.
Desde los primeros esfuerzos de Kraepelin, el estudio de los cerebros dañados ha iluminado el conocimiento sobre los sanos y ha mostrado también el estrecho margen que separa a unos y otros. Los fármacos eficaces para tratar la esquizofrenia, limitando el exceso de dopamina que provoca esta enfermedad, producen síntomas parecidos a los del parkinson, que tiene su origen en una falta del mismo neurotransmisor.
Este juego de equilibrios se observa con especial intensidad en el capítulo que Kandel dedica a la relación entre trastornos cerebrales y arte. Para vivir bien son tan importantes las inhibiciones como las capacidades, pero cuando aparece la enfermedad también pueden liberarse instintos artísticos reprimidos. Sin embargo, Kandel puntualiza que la idea de que la creatividad está relacionada con las enfermedades mentales es una falacia romántica. La psicosis no genera talento artístico, pero puede liberar facultades bloqueadas por las inhibiciones propias de los convencionalismos sociales y educativos. La creatividad tiene un precio que pagan muchos artistas, como han mostrado estudios que sugieren que hasta el 50% de ellos sufren algún tipo de trastorno del ánimo, ya sea depresión o trastorno bipolar.
Es difícil desprenderse de la ilusión de ser libres y por eso a ratos el paseo que ofrece Kandel por el último siglo de avances neurocientíficos puede causar desazón. Una herida en el cerebro puede hacer desaparecer a nuestro anterior yo y un tratamiento médico cambiar algo tan central de nuestra identidad como las preferencias sexuales. Las niñas con hiperplasia suprarrenal congénita están expuestas a un exceso de testosterona durante la gestación y esa experiencia cambia su comportamiento de género posterior. De media suelen preferir objetos y juegos típicos de los niños de su edad y entre las que son medicadas para tratar la hiperplasia se da un pequeño pero significativo aumento de la orientación homosexual y bisexual. "Ahora sabemos que la identidad de género tiene fundamento biológico y que puede diferir del sexo anatómico durante el desarrollo prenatal”, escribe Kandel.
El neurocientífico propone el estudio de la mente como el pilar de un nuevo humanismo, "que combine las ciencias, que se ocupan del mundo natural, con las humanidades, que tratan del significado de la experiencia humana". Ese humanismo nos recuerda que nuestra mente surge de la materia, pero señala que esa materia puede ser modificada por experiencias que se podrían calificar de espirituales. Las terapias psicológicas, una conversación al fin y al cabo, pueden cambiar las conexiones entre las neuronas y transformarnos como una intervención física.
Kandel habla en su libro de las limitaciones que la biología impone a los seres humanos, que en eso no son distintos del resto de los animales. Pero en este viaje a los entresijos del cerebro nos recuerda que para esa máquina las limitaciones son también posibilidades.
domingo, 24 de marzo de 2019
No Volveré a ser Joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde.
Como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos.
Envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Antonio Gil de Biedma
sábado, 23 de marzo de 2019
Olas Gigantes
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
Gustavo Adolfo Becquer Rima LII
jueves, 21 de marzo de 2019
Romance del prisionero
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
Cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
Sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son.
Sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
martes, 19 de marzo de 2019
A la salida de la Marcel
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso
Fray Luis de León
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso
Fray Luis de León
domingo, 17 de marzo de 2019
Villancico de Ska-P
veinticinco, ya es navidad todos juntos vamos a brindar
Por Ruanda, Etiopía, en Venezuela o en la india
Hoy mueren niños, ¡feliz navidad!
Por Ruanda, Etiopía, en Venezuela o en la india
Hoy mueren niños, ¡feliz navidad!
Navidades de hambre y dolor, ha nacido el hijo de dios
El mesías que nos guía, ofrece su filosofía
Nadie entiende al hijo de dios
El mesías que nos guía, ofrece su filosofía
Nadie entiende al hijo de dios
Mi familia comienza a cantar, en el ambiente hay felicidad
En compañía vamos a olvidar la agonía de los pueblos
Donde no hay navidad
En compañía vamos a olvidar la agonía de los pueblos
Donde no hay navidad
Cantemos, hermanos, todos juntos hacia el vaticano
Suelta prenda, coño, que mueren niños de inanición
Un negocio millonario con la fé de los cristianos
Que utilizan a Jesús como el perpetuo salvador
Suelta prenda, coño, que mueren niños de inanición
Un negocio millonario con la fé de los cristianos
Que utilizan a Jesús como el perpetuo salvador
Jesucristo era un tío normal, pacifista, intelectual
Siempre al lado de los pobres defendiendo sus valores
Siempre en contra del capital
Siempre al lado de los pobres defendiendo sus valores
Siempre en contra del capital
Crucificado como un animal, defendiendo un ideal
El abuso de riqueza se convierte en la miseria más injusta
De la humanidad
El abuso de riqueza se convierte en la miseria más injusta
De la humanidad
sábado, 16 de marzo de 2019
miércoles, 13 de marzo de 2019
Señales de que estás atravesando una muerte espiritual transformadora
Despertar espiritualmente implica conectar con nuestra verdadera naturaleza, nuestra esencia más profunda.
Eso significa dejar de lado todas las identificaciones falsas y las creencias limitadas que nos condicionan de modo inconsciente.
Se trata de un proceso y se lo conoce también como muerte espiritual.
Se trata de un proceso y se lo conoce también como muerte espiritual.
No hay en él una muerte física, sino que aquello que se termina son esas identificaciones falsas que nuestro ego mantiene una y otra vez.
[También te puede interesar: Test espiritual: lo primero que veas te dirá qué misión has venido a cumplir a la tierra]
El ego se resiste a los cambios y puede librarnos duras batallas, pero si el despertar espiritual se asume, cultiva y mantiene, termina cediendo para colaborar con nuestra alma.
Esa muerte del ego es aceptar que somos un alma finita, y es ahí donde se produce el renacimiento espiritual, y nos entregamos a crear nuestra realidad desde un lugar de amor y compasión.
¿Cómo darte cuenta que estás en ese proceso? Aquí algunas señales:
1) Te sientes solo y perdido
Todo lo que creías, incluso de ti y quien eres, parece desmoronarse.
2) Sientes como si no estuvieras viviendo a tu máximo potencial
No te asustes, esa fuerza te guiará en el camino hacia m la mejor versión de ti mismo.
3) Sientes que algo falta en tu vida
Esto se debe a que no estás escuchando a tu alma que está tratando desesperadamente de que emerja en ti tu verdadera naturaleza.
4) Estás agotado física, mental y emocionalmente
Esto es entendible ya que están produciéndose cambios energéticos y podemos sentir dolores de cabeza, gripe, dolor corporal y otros síntomas. Es parte del proceso.
5) Estás buscando tu propósito en la vida
Sientes que lo que te propusiste hasta ahora ya no funciona.
6) Empiezas a percibir las trabas y trampas de tu ego
También comienzas a notar cómo te quedas atascado en tus patrones de reacción.
7) Te sientes desencajado o fuera de lugar
Prefieres, por momentos, estar solo.
[También te puede interesar: Pasos para conectar con tu lado más espiritual y salir de lo superfluo]
Ten paciencia. Estas sensaciones son parte del proceso de transformación a tu mejor versión de ti mismo. ¡Estás en buen camino!
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