Hoy se celebra el día de Reyes, durante el que niños de los países en los que se mantiene esta tradición reciben regalos de los Magos de Oriente, del mismo modo que en su día se cuenta en la Biblia que los recibió el niño Jesús. Aunque aquel niño del pesebre no recibió juguetes, libros o ropa, sino tres presentes muy concretos: oro, incienso y mirra.
Se puede entender que el oro se considerase un buen regalo para un niño considerado como el hijo de Dios. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gustaría recibir un poquito de oro? El incienso quizás no parezca tan valioso, aunque también es comprensible que se tome como presente. ¿Pero qué pasa con la mirra? Es más, ¿qué es la mirra?
En realidad se trata de una sustancia extraída de algunas plantas del género Commiphora, especialmente Commiphora molmol y Commiphora Abyssinica. Pero no es una planta cualquiera. De hecho, en la antigüedad tenía múltiples aplicaciones, tanto medicinales como cosméticas, estas últimas enfocadas también a perfumar y embalsamar cadáveres. Hoy en día ha caído mucho en desuso y prácticamente solo se utiliza en perfumería, pero sus propiedades farmacológicas siguen siendo investigadas, especialmente por los efectos analgésicos de algunos de sus principios activos. ¿Querrían los Reyes Magos que no le doliera la cabeza al recién nacido?
Una joya de la antigüedad
De color ambarino rojizo y sabor amargo, la mirra se obtenía en la antigüedad “sangrando” la corteza de los árboles del género Commiphora. A continuación se trataba hasta obtener una especie de ungüento, con un gran número de aplicaciones.
Se utilizaba principalmente para embalsamar cadáveres, pero también se le conocían un gran número de propiedades medicinales, tanto como antiinflamatorio, como analgésico y antiparasitario. Se utilizaba también para tratar la ronquera y la disentería e incluso se le llegaron a reconocer ciertos efectos abortivos.
Con el tiempo, hasta que la medicina moderna encontró mejores alternativas, se siguió usando para curar úlceras y otras heridas. Además, la tomaban en infusión las personas aquejadas por trastornos como el hipotiroidismo, la gingivitis y algunas enfermedades respiratorias y digestivas.
Está claro que tenía una gran utilidad, ¿pero por qué se la habrían regalado a Jesús? Existen varias teorías al respecto. Cada regalo pretendía resaltar una parte de su persona. Por un lado, el oro era símbolo de riqueza, digno de un rey, como muchos gustaban llamar a Jesucristo. Por otro, el incienso se solía usar del mismo modo que hoy en día, en actos religiosos, especialmente como ofrenda para dioses. Con él remarcaban que el bebé del pesebre era el “hijo de Dios”. Para la mirra existen dos teorías. Algunos expertos creen que, al usarse para embalsamar, podría haber sido un regalo enfocado a recordarle que, a pesar de todo, seguía siendo humano y que, como tal, terminaría muriendo. En cambio, hay quien opina que su sabor amargo sería un presagio de todo lo que le quedaba por sufrir.
Lógicamente todo esto son teorías que se han considerado a posteriori para dar una explicación a una historia de la Biblia en la que no se dice que fueran reyes, ni siquiera que hubiese tres. Solo se habla de unos magos que llevaron oro, incienso y mirra al recién nacido.
La mirra en la actualidad
En 1996, un equipo de científicos de la Universidad de Florencia administró mirra a un grupo de ratones que posteriormente se colocaban sobre una placa calentada a 52º. De este modo, midiendo el tiempo que tardaban en lamerse las patas, se podía calcular si el dolor disminuía después de recibir el tratamiento.
Observaron que los ratones tratados tardaban una media de 20 minutos en empezar a manifestar el dolor, mientras que los del grupo control, a los que no se les había administrado nada, tardaban 6 segundos menos.
Tras comprobar estos resultados, aislaron varios componentes de la mirra, en busca de los principios activos responsables de su efecto analgésico. Tras identificarlos, repitieron el procedimiento, pero esta vez inyectando solo estos. Los resultados fueron exactamente los mismos.
Más tarde, en 2014, un nuevo equipo de científicos, esta vez procedentes de la Universidad de El Cairo, fue un poco más allá, demostrando con una serie de experimentos con ratas que la mirra posee una gran actividad analgésica, antiinflamatoriaa y antihiperlipidémica, además de la capacidad de reducir el peso corporal y mejorar el perfil de lípidos en sangre.
Ni oro, ni incienso, al final va a resultar que el mejor regalo fue el de Baltasar
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